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Las cebollas estofadas constituyen uno de esos primeros platos fáciles de preparar y sanos, debido a todas las propiedades saludables que presenta esta hortaliza. De hecho, en la última edición de las Jornadas de las Verduras que tuvo lugar en Tudela, fue una de las degustaciones que se llevaron a cabo y con gran éxito!

Vistos los tipos de cebollas que hay en el mercado, a la hora de preparar esta receta, aconsejamos que te decantes por la cebolleta fresca, por su suavidad y dulzura de sabor.
Para elaborar las cebolletas estofadas, en primer lugar, eliminamos el tallo verde y las primeras capas. Después las lavamos bajo el agua.

En una sartén con varios dedos de altura, calentamos el aceite. En esta ocasión, hemos elegido un aceite de oliva virgen extra monovarietal Arbequina de Sandúa. Se trata de un aceite elaborado a partir de las aceitunas que se recolectan a principio de temporada, para conseguir el máximo de sabor y calidad, en los olivares propios que Sandúa posee al sur de Navarra.

Con el aceite caliente, colocamos las cebolletas y cuando hayan cogido temperatura, echamos el vino y dejamos cocer a fuego bajo, durante media hora. Pasado este tiempo, comprobamos que la cebolla esté tierna y cocinada y retiramos. Las colocamos en un plato y salpimentamos.

Es una forma original, sana y deliciosa de comer cebollas y te pueden servir de primer plato o de acompañamiento para cualquier guiso de carne o pescado. No dejes de probarlo, ya ves lo fácil, rápido y sencillo que es de elaborar.


Variedades más habituales

Cebolla dulce. Es la más habitual y la más utilizada. De color amarillo marrón, al cocinarla proporciona un sabor dulce y sabroso a los platos. La puedes freír, asar, etc.

Cebolla morada. Cada vez es más habitual en los supermercados. Se utiliza mucho en crudo porque es más suave aunque tiene un final picante. La puedes añadir a ensaladas, pescado crudo como el cebiche, tostadas y sándwiches, etc.

Cebolla blanca. De piel blanca y fina, tiene un gusto intenso, por lo que resulta ideal frita, asada o cocida.

Cebolleta fresca. Blanca y más pequeña que la anterior, tiene un sabor suave y dulce que la hace idónea para consumir en crudo en ensaladas, sobre todo, en aperitivos fríos, tostadas, etc.

Chalota. De origen francés, la chalota es una tipo de cebolla pequeña, de color marrón amarillento, y con un sabor suave y delicado. Encaja a la perfección en guisos de carne sobre todo, y pescado, como guarnición.


Formas de preparar la cebolla

Existen múltiples formas de cocinar la cebolla. Te contamos las más características:

Cebolla cruda. Es ideal para acompañar ensaladas, tostadas, aperitivos en frío, etc.  Un toque picante y fresco muy apetecible.

Cebolla frita. Freír la cebolla en aceite de oliva virgen extra Sandúa, un aceite de gran calidad, 100% natural, es una gran recomendación para acompañar carnes y pescados.  Una guarnición excelente, a la que también puedes añadir verduritas fritas o asadas.

Cebolla rebozada. Hacer los típicos aros de cebolla rebozados y fritos en aceite de girasol alto oleico Sandúa, va a hacer las delicias de todos. Un aperitivo muy apetitoso para acompañar tu comida.

Cebolla asada. Cortar la cebolla en trozos, junto con otras verduras, como zanahoria, patata, calabacín, pimiento, rociarlos con aceite de oliva virgen extra  Gran Selección y salpimentarlos, y hornear todo durante unos 15 minutos a 180º, es todo lo que necesitas para obtener un primer plato sano y delicioso.

Cebolla cocida. Es una buena opción para que acompañe ensaladas, carnes, pescados. Y muy saludable!

Cebolla encurtida. Si te gustan los encurtidos, la cebolla en vinagreta o en aceite de oliva resulta un manjar más que sano.