La palabra “moderación” suena pero que muy bien. Por eso los ladrones de guante blanco que nos rigen la utilizan tanto, sobre todo cuando la adjetivan con “salarial”. En realidad, “moderación salarial” no deja de ser un eufemismo que significa “bajada de sueldos”. Por supuesto una bajada de sueldos no a todos, sino solamente a la clase trabajadora.
Abundan los ejemplos: Pablo Hernández de Cos, flamante Gobernador de El Banco de España NO quiere que suban los salarios, pues dice que aumentará el paro. Claro que el susodicho Gobernador declara que cobra, gracias a nuestros impuestos, 14 pagas de unos 12.600 euros mensuales, gastos e incentivos aparte, como es costumbre entre los gerifaltes.
También el FMI recomienda a España más “moderación salarial”. La institución financiera ha instado al Gobierno a profundizar en las reformas laborales (nuevo eufemismo) para reducir el déficit público. Por supuesto, su directora, Christine Lagarde, tampoco anda mal de salario, ya que percibe un sueldo mensual de unos 25.000 euros, gastos e incentivos aparte, como suele ocurrir.
Gracias a estas “moderaciones”, el nivel de vida de la clase media ha caído en picado en las últimas tres décadas, frente a los grupos con más ingresos, que han continuado acumulando más y más y recursos, según recoge la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Bajo el título: Bajo presión: La clase media exprimida, la OCDE ha presentado un informe en el que destaca que los hogares de la clase media de los países integrantes de esta institución están “cada vez más angustiados por su situación económica” y muchos consideran “injusto” el sistema socioeconómico, ya que el 10% de las personas más ricas acumulan más de la mitad de la riqueza del mundo.
La crisis, de la que ni hemos salido ni saldremos jamás, ha conseguido que la mitad de los milenial en España se queden fuera de la clase media. El informe destaca que en España, más del 20% de los hogares de clase media cayeron al nivel de “pobreza relativa”; mientras se ha incrementado el presupuesto que destinaron a gastos relacionados con la salud, sobre todo por las privatizaciones.
Así que los ricos están felices. Por ejemplo, el multimillonario Jack Ma, dueño del holding Alibaba (ya ni disimulan al elegir los nombres) envalentonado por las directrices de los gobernantes, propone trabajar 12 horas al día, seis días a la semana, con un total de 72 horas semanales. Sin subir el sueldo, claro.
De modo que, queridos y “moderados” borregos, sean felices en este tiempo de elecciones, donde todos los líderes nos prometerán el paraíso. Y es que las promesas son gratis. Pero no lo dudemos: dentro de cuatro años, al dócil rebaño de las clases media y baja le habrán seguido “moderando” el salario, con lo que será más pobre que hoy.