Cada cosa nos hace pensar más allá de lo que su aspecto dice, porque no son ellas en sí mismas, sino que están relacionadas con todo lo que existe, hasta el punto de que incluso su ser puede depender de esa relación. Su color y temperatura se debe a la luz que reciben, así que si estuvieran situadas más lejos del sol o más cerca, tendrían distintas esas cualidades, e incluso se transformarían en otra cosa diferente. Su tamaño y su forma están en función de la presión ambiental, y si esta fuera diez veces mayor, por ejemplo, serían mucho más pequeñas y densas, pero si fuese diez veces menor, se desintegrarían. Hay otras muchas circunstancias que determinan el ser de las cosas, como la gravedad, la humedad, la velocidad, los campos electromagnéticos, etc.
“Tenemos todas las cosas a mano, y nosotros estamos conformados para poder manejarlas”
Además, cada objeto es como un vaciado de todos los restantes: cada uno es lo que los demás no son, como si se hubiera tenido en cuenta a todos para conseguir que no se repitiera la particular identidad de cada uno. Es algo que nuestras huellas dactilares manifiestan claramente: no hay dos huellas iguales, cada persona tiene las suyas propias, lo que le hace distinguible de todas las demás.
Y por otra parte, el ser de las cosas no termina en su apariencia física, sino en el hecho de que están ahí para que las utilicemos a nuestro favor, a la vez que nosotros, curiosamente, estamos configurados para poder manejarlas, como si formáramos una pareja inseparable prevista desde el principio, siendo esto algo en lo que rara vez pensamos. La realidad no es por tanto la suma de dos entidades distintas- cosas y personas- que ocasionalmente han coincidido, sino la relación previa que da sentido a estas dos entidades; no son los seres existentes los que se ponen en relación, sino que es la relación la que determina los seres existentes.
Así que además de que la realidad haya sufrido una profunda evolución hasta decantarse en cosas y personas, de tal manera que las primeras estén a la mano de las segundas para que estas las utilicen y puedan desarrollarse, parece que todo obedece a un plan prefijado por alguien o por algo, y que nada es por azar. Pero pese a ello hay muchas personas que no quieren sacar consecuencias de esto y no se preocupan ni les interesa ir más allá. Sin embargo es un tema que nos tendría que hacer pensar, y darnos cuenta de que aparte de la política, del fútbol y de la economía, por ejemplo, hay otras cosas que también son muy importantes.
Alfonso Verdoy