El historiador tudelano Carlos Carrasco
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Carlos Carrasco protagonizó la última actividad de divulgación cultural organizada desde la Asociación de Amigos de la Catedral de Tudela con una charla y una visita guiada en la que abordó la reciente restauración de la Puerta Barroca de la Catedral de Tudela.

Carrasco expuso ante el numeroso público que se acercó al Palacio Decanal interesado en descubrir esta puerta tan desconocida el «difícil» proceso que se ha llevado a cabo. «El conjunto de la catedral en el entorno del Portal engloba diferentes épocas que se superponen y convierten cualquier intervención en una restauración difícil. Siempre es complicado actuar sobre un entorno en el que aparecen elementos de diferentes épocas y en este caso nos encontramos con la presencia de elementos románicos, góticos, la propia puerta barroca, elementos mudéjares en su interior y resulta complicado determinar qué elementos hay que dejar. También ha sido difícil porque la puerta no está muy bien documentada. No se sabe por qué se construyó ni quién», explicaba el historiador tudelano.

El resultado obtenido tras la reciente restauración la valora de manera muy positiva. «Se ha hecho un importante trabajo recuperando la pintura original. Aunque hay gente que la ve muy vistosa y que le parece un decorado de teatro, la realidad es que el barroco es así. Y creo que todavía podía haberse ido más allá porque por, ejemplo, se han dejado las esculturas en blanco y podían haber sido en color. El barroco tiene ese aspecto teatral, como un decorado falso de ladrillo y yeso que imita la piedra y el mármol».

En su exposición también desmitificó algunas de las creencias que se tenían sobre la Puerta Barroca, como su función de acceso a la capilla del Espíritu Santo. «Siempre se ha creído que se hizo a la vez que la capilla pero yo defiendo que no, que su construcción fue posterior», asegura.

Respecto a su función, Carrasco no tiene ninguna duda de que fue el acceso a un pequeño almacén donde se guardaba el Rosario. «Eso se sabe muy bien leyendo los letreros que había. De los dos se ha conservado uno y nos permite determinar su uso».

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