Recreación de la Puerta del Juicio tal y como debió de ser en su origen según el la investigación. Dibujo Alberto Sola
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El Caballico de Santiago, una escultura singular que ha pasado por diversas ubicaciones a lo largo de los siglos y que actualmente puede verse en el Museo del Tudela, podría haber ocupado un lugar privilegiado en la ciudad, mostrándose en la enjuta izquierda a la puerta del juicio de la Catedral Tudela.

Esta es la conclusión a la que llega el estudio realizado por Manuel Sagastibelza y Maite Forcada, en la que ambos investigadores desarrollan la hipótesis de que ésta fuera la ubicación original de una escultura que se realizó a mediados del Siglo XIII, entre los últimos años de reinado de Teobaldo I y los primeros de Teobaldo II.

Imagen del relieve que puede verse en la actualidad en la museo de Tudela

La investigación, reconocen, comenzó de manera casual mientras observaban para otro trabajo la colegiata de Candes-Saint-Martin, en Francia. «Al comenzar a fotografiarlo nos dimos cuenta de que la escultura de su portada había quedado, sobre todo en la galería inferior izquierda, pendiente de comenzar siquiera a ejecutarse. Casi de inmediato, la visión de los bloques de piedra esperando a ser tallados nos recordó el gran bloque de la catedral de Tudela que corrió igual infortunio. Nos referimos al que todavía persiste insertado en la enjuta derecha de la Puerta del Juicio».

Este gran monolito que sobresale a la derecha de la Puerta del Juicio ha sido habitualmente olvidado en las descripciones que se han hecho de ella y apenas nadie ha reparado en él como consecuencia, probablemente, de que quedó a la espera de un trabajo escultórico que nunca terminó de llegar. No obstante, la mirada de Sagastibelza y Forcada fue más allá para observar al otro lado de la puerta y descubrir, bajo una ménsula similar al alero con edificios que resguarda este monolito, un grupo de sillares dispuesto en hiladas diferentes a las del resto de la portada y cuyas juntas laterales estaban alineadas con el alero que lo corona, lo que les llevó a concluir que este grupo de sillares formaban parte de un tapiado. «Solo cabe concluir una respuesta para explicar tan extraña intervención: en un momento dado, y por las razones que fuesen, se decidió desmontar el relieve que a buen seguro se representó en la enjuta», afirman los investigadores.

Sagastibelza y Forcada no han dado con ningún registro documental que hable de cómo podría ser ese relieve «arrancado» a la fachada de la Puerta del Juicio, pero creen que este pudo ser el errante “caballico de Santiago”, un relieve que lleva siglos recorriendo Tudela de parada en parada. Según han podido descubrir durante su investigación, la misma idea ya había sido insinuada previamente por Faustino Menéndez Pidal, aunque sin demasiada convicción ya que, poco más tarde, cuando volvió a tratar sobre esta obra en “Emblemas heráldicos en el arte medieval navarro”, ni siquiera recordó esta posibilidad. “En cualquier caso, nuestra investigación nada ha tenido que ver con su apunte», aclaran.

Aunque la pareja de investigadores no ha recibido aún los permisos para realizar una medición precisa de la escultura y de la enjuta, «solo contamos con las que hemos podido tomar por métodos indirectos de menor precisión”, aclaran, “éstas nos permiten asegurar con el suficiente margen de certeza que nuestra idea de que el emplazamiento original del “caballico de Santiago” fue la enjuta izquierda de la Puerta del Juicio es, de entrada, dimensionalmente compatible».

Recreación de la evolución de la enjuta hasta llegar a nuestros días

Recreación de la evolución de la enjuta hasta llegar a nuestros días

Tras las huellas del «Caballico de Santiago»

Tras llegar a la certeza de su ubicación, Sagastibelza y Forcada han tratado de reconstruir el camino de esta centenaria escultura hasta llegar a nuestros días. Tras estudiar las referencias al «caballico» en los documentos históricos han datado una cronología que se iniciar con su talla hacia 1250 sobre un bloque de piedra insertado en la enjuta izquierda de la Puerta del Juicio de la catedral de Tudela. De aquí habría pasado en el segundo cuarto del siglo XV al Hospital de Santiago donde permanece hasta el S. XVIII, cuando es rescatado por la familia Ibáñez Recart de Landivar para la escalera de la casa que acaban de construir en la calle Magallón 1.

En la casa de los Ibáñez queda insertado en la pared derecha del primer descansillo del tramo que baja a la bodega. «Es probablemente en el transcurso de este traslado cuando se reconstruyen la pata trasera izquierda y la cola del caballo y en torno a 1940 se reconstruye el casco de caballero, se repara su cara y se repone la cabeza del primer moro, que llevaría tiempo desprendida», apuntan los investigadores. A finales de los 50 la casa es objeto de una gran reforma y el relieve es realojado en un nicho que se abre en la pared frontal de la nueva escalera encima del primer descansillo. En 1998 se desmonta y traslada a los almacenes del archivo municipal, en el que permanece hasta que se decide su instalación en el Museo de Tudela-Palacio Decanal, donde se puede ver desde su inauguración el 26 de junio de 2000.


Descubriendo el relieve

La investigación de Sagastibelza y Forcada también se ha ocupado de realizar un estudio detallado del relieve en su conjunto que les ha deparado más de una sorpresa. Como, por ejemplo, comprobar que los dos moricos están armados con alfanjes y que los escudos circulares que portan todavía conservan restos de policromía que permiten adivinar los motivos con los que fueron decorados, o descubrir que el morico al que le falta la cabeza, contra los que se ha venido diciendo, en realidad está cayendo herido de espaldas hacia el caballero.

Recreación del morico que parece caer herido en la batalla

A modo de curiosidad, también nos revelan que, a pesar del nombre por el que es conocido el relieve, el caballero que lo protagoniza no puede ser ni el apóstol Santiago ni San Jorge -otra de las distintas identidades que se le ha asignado- pues sus iconografías “matamoros” son más de un siglo posteriores a la talla.

Actualmente, su investigación esta centrada en el estudio del contexto histórico relacionado tanto con el momento de la talla del “caballico” como con el motivo representado. “Todavía nos quedan más sorpresas por desvelar”, concluyen.

La investigación defiende que el relieve representa una escena de batalla

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