Vivir en Navarra y tener una discapacidad parece ser que es un chollo, yo no sé si en otras Comunidades es así.
Hasta el día de hoy no me había dado cuenta de lo desagradecidas que somos las personas discapacitadas (¿diversidad funcional?, no gracias) para con esta sociedad que nos acoge y nos integra con cariño y amor fraternal.
Parece ser que se ha puesto de moda lo que yo llamaría reducionismo tarifario y que no es otra cosa que por tener una discapacidad ya tienes derecho a que te cobren menos en exposiciones, museos, cursos, instalaciones deportivas, transporte público, etc. tengas el poder adquisitivo que tengas ya seas una persona empleada con un sueldo o seas alguien que le salen los euros por las orejas.
Ahora a lo anteriormente expuesto se suma una modificación de la Ley de Haciendas Locales de Navarra que aprobó el pasado 8 de noviembre de 2018 el Parlamento Foral de Navarra para que las personas con discapacidad y aquellas entidades sin animo de lucro,-esto último habría que entrecomillarlo-, que transportan personas con discapacidad no paguen el Impuesto de Circulación porque con esta modificación se mejora la inclusión en esta sociedad que como he comentado anteriormente nos acoge e integra con cariño y amor fraternal.
Las personas discapacitadas no necesitamos privilegios, necesitamos que se nos faciliten los medios para poder desarrollarnos e “intregarnos” en la sociedad.
A quienes se preocupan tanto de no cobrarnos o de reducirnos los precios y las tarifas, habría que decirles que lo que tienen que hacer es que se preocupen más de poner más fácil el acceso a los museos, al transporte público, a las instalaciones deportivas, etc.
Que se ocupen y preocupen de que las personas con discapacidad puedan acceder a un puesto de trabajo obligando a empresas y las instituciones públicas a cumplir la legislación laboral en materia de contratación adecuando el puesto de trabajo a las necesidades de la persona discapacitada y esto no es privilegio es un derecho.
KOLDO MIKEL MUNILLA SASO