[ihc-hide-content ihc_mb_type=»show» ihc_mb_who=»4,5,6,7,8,9″ ihc_mb_template=»2″ ]
Jaime Chávarri, su primera película «Los viajes escolares» y su último trabajo, el documental titulado «Cadima» fueron los protagonistas de la sección «Su Opera Prima» en la que el Festival de Cine rinde un homenaje a reconocidos cineastas de la cinematografía española y aunque reconoce que prefiere mantener las distancias con la Alfombra Roja, que Tudela se haya acordado de él le ha agradado. «De vez en cuando me gusta volver porque conectas con amigos a los que hace tiempo que no ves y te preguntan por cosas que te apetece recordar. Me parece algo estupendo».
Junto al periodista Manuel Hidaldo, la escritora y guionista Lola Salvador y el guionista Diego San José, Chávarri ha recordado su primer trabajo para la gran pantalla como una consecuencia coyuntural que terminó por hacer realidad su sueño de dedicarse al cine. «Llevaba muchos años haciendo cine en Super 8 y por una serie de circunstancias ese Super 8 se llegó a proyectar en la filmoteca. De alguna manera fue una de las pocas veces que el cine underground era un poco conocido. También coincidió que yo estaba en una época muy conflictiva con mi familia y ellos, con muy buena voluntad, hicieron una especie de reconciliación por aceptar que yo me fuera a dedicar al cine, algo que les costaba muchísimo. Me ofrecieron la posibilidad de hacer una película con parte de mi herencia, parte del dinero de la familia. Acepté encantado e hice «Los viajes escolares», una película que sabía perfectamente que era marciana. Siempre recordaré el día del estreno a mis hermanas presumiendo antes de la película que eran las hermanas del director y al final salieron escondidas. Fue una imagen que no se me olvidará nunca. Luego cuando la película recibió un premio y me jaleaban se pusieron contentísimos».
Tras el estreno de «Camarón» en 2005, Chávarri se ha mantenido alejado de la primera linea de la cinematografía. «Me ofrecieron proyectos tan hinchados y enormes que eran imposibles. No estaban al nivel de lo que se podía hacer en España», reconoce. Luego llegó la crisis «por lo que me centré en la enseñanza, algo que siempre me ha interesado muchísimo, y empecé a echar menos de menos el cine. En contacto con los alumnos me di cuenta de que el cine que yo haría no es un cine que les iba a interesa y que la gente a las que les podía interesar el cine que yo puedo hacer, ya no van al cine. Así que lo mejor fue asumir tranquilamente, tener una tercera edad placentera, agradable, y con mis clases que me gustan mucho y con el teatro, que me satisface muchísimo». La puerta a nuevos proyectos, he señalado, «no esta cerrada, pero veo muy que alguien monte una película que tenga que ver con mi estilo y la manera de ver las cosas», explica.
El cineasta asume que el cine ha cambiado, no solo por el paso del tiempo, sino sobre todo por el público, asegura. «Cuando yo hacía cine, éste lo veía la gente de 20 a 40 años, podías tratar temas adultos, complejos, psicológicos, complicados. Ahora el cine se ha desviado hacía algo que me encanta pero que no se hacer, el cine de género. El terror, la serie negra, me encantan, pero no lo sé hacer».
Otras claves del cambio, ha apuntado, ha sido la desaparición de la figura del productor, «personas como Elías Querejeta o Alfredo Matas que querían hacer la película con el director que ellos querían y a los que les daba igual que entrara o no la televisión. Eso se ha perdido, y salvo algunas excepciones, los productores son colaboradores de televisión. La crisis y «que gente ya no tiene el cine como único medio de entretenimiento basado en la imagen», han terminado por modificar por completo el sector.
Respecto a la situación del cine actual, no ha dudado en apuntar que hay talento. «Estoy viendo películas de gente muy buena que hace una primera película pero no hacen la segunda o la tercera porque no se les da una oportunidad. Antes era normal hacer dos o tres malas películas al principio. Esa oportunidad los jóvenes ya no la tienen y es una pena. El cine se ha convertido en algo demasiado caro y complicado como para arriesgar a hacer una película con alguien que ha hecho un proyecto que no ha funcionado y eso es una situación muy lamentable».
El autor de El Desencanto
Pese a sus reticencias, Jaime Chávarri ha terminado por aceptar que El Desencanto ha sido su proyecto más completo. «Fue una película con la que tuve muchos problemas. Me irritaba mucho que me dijeran que era una película de autor cuando en realidad era un encargo. A mí jamás se me hubiera ocurrido en la vida hacer semejante disparate de película. Cada vez que se hablaba de «El Desencanto» cuando había películas que habían funcionado infinitamente mejor me producía un poco de dolor. Ahora agradezco infinitamente que después de 40 años haya gente que la recuerde, porque el cine es algo que se olvida enseguida».
[/ihc-hide-content]