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Las empresarias Rosa García Medrano e Isabel Jiménez Malo recibían en un acto celebrado en el Villa de Castejón los Galardones AER 2018. La decoradora tudelana recibía el reconocimiento de sus compañeros por su trayectoria empresarial mientras que la responsable de la empresa Transformados Ruiz era reconocida en la categoría de relevo generacional.
La entrega de los galardones AER 2018 ha apostado este año por reconocer el papel de la mujer en el mundo de la empresa ribera. Para ello ha elegido a dos profesionales con una amplia trayectoria y el merecido reconocimiento dentro de su sector.
«Rosa García es el resultado de una familia unida que trabaja con ilusión, constancia y sacrificio para hacer el trabajo cada día mejor»
Rosa García agradecía un premio del que, apuntó, «solo soy la portadora, el resto como saben es el resultado de una familia unida que trabajo con ilusión constancia y sacrifico para hacer el trabajo cada día mejor». García agradeció a todo su equipo «haber sido diferentes y llegar hasta donde hemos llegado y hacer un nombre de reconocido prestigio en el mundo de la decoración». También tuvo palabras de agradecimiento a su marido, Enrique Sáenz. «He tenido la gran fortuna de contar con su inteligencia, talento y buen hacer. Ha sabido guiarme en esta travesía y, con el mejor de los éxitos, ha dirigido esta empresa».
«El tiempo dirá si he sido una visionaria»
Por su parte, Isabel Jiménez Malo, directora de Transformados Ruiz, reconocía que le concesión del premio «me ha hecho volver a los infiernos más profundos para poder explicar de dónde vengo y como pasó». En un emotivo discurso resultó inevitable el recuerdo a su esposo, Juan Carlos Ruiz, fundador de la empresa, cuyo fallecimiento le llevó a estar al frente de la empresa. «Los primeros que se ofrecieron a ayudarme fueron los de AER, Juan Carlos era vocal de la asociación y se volcaron. Buscaba un gerente para la empresa y recuerdo al antiguo presidente Idefonso Ibero decirme que yo era una buena opción, que no necesitaba contratar a nadie porque me veía con muy buena cabeza. Yo le pregunté si el contrataría a una excamarera y ama de casa para dirigir su empresa. Dejamos zanjado el tema», recordó.
Transcurrido el tiempo necesario para curar heridas y formarse, en 2009 asumió el mando de Transformados Ruiz. Diversificó el mercado y apostó por las personas. «Nos preparamos internamente y salimos a luchar», recuerda. En 2011 inició un plan de inversiones que ha mantenido hasta 2017 y que le ha permitido cambiar una producción orientada a la construcción a otro tipo de mercados muchos más especializados. «El tiempo dirá si fui una visionaria o una loca, que todo puede ser», bromeó.
Isabel tuvo sinceras palabras de agradecimiento para sus padres, su hermana Marisa, su marido Oscar, y sus hijos. «Estoy orgullosa de todos ellos, hemos pasado momento jodidos, pero los superamos estando juntos» y concluyó describiendo que para ella, el éxito, «es haber llegado viva hasta aquí gracias a mi equipo, mi gente y todos los que llevamos Transformados Ruiz en las venas».
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