2018, un jardín y un banco. Sentado y con camisa blanca Pedro de 89 años. A su izquierda y leyendo las noticias del día, su hijo Manuel de 42.
La tarde está tranquila, se escuchan los cánticos alegres de los pajarillos cuando de una forma sigilosa se posa un gorrión.
Pedro pregunta a su hijo; “¿qué es?”, el hijo dejando de lado las noticias que leía le contesta; “un gorrión”. Pedro sigue mirando al horizonte y su hijo sigue poniéndose al día cuando por segunda vez el padre vuelve a repetirle la pregunta.
Manuel contesta con la voz más sería, de nuevo, que es un gorrión. A los 30 segundos la pregunta se repite hasta que el hijo se enfada y de malas formas le contesta a su padre que ya se lo ha dicho varias veces, que es un go-rri-ón.
Pedro, triste e incomprendido se levanta y busca su diario. Se lo presta a su hijo que lee y dice:
25 de mayo de 1970, he disfrutado de la tarde con mi hijo Manuel. Me ha preguntado 21 veces que tipo de pájaro era el que se posaba en frente nuestra. Yo le he respondido con un abrazo las 21 veces que era “un gorrión”.
Manuel rompe a llorar y abraza con fuerza a su padre.
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