Las tudelanas Sandra Vaquero Vilda, de 21 años, Alicia Cornago Arriazu, de 29 años, y Marta Peral Marín, de 41 años, van a ser las primeras componentes femeninas de la Comparsa de gigantes de Tudela a las que este año podremos bailar a las figuras de Iñigo, Sancha y Onecca durante las fiestas de Santa Ana.
En esta aventura que comenzaron hace tres meses tiene mucho que ver la magia que envuelve a estos personajes que, desde que eran pequeñas, atrajo su atención en los días de fiesta. «Mi hermano Guillermo es un apasionado de los gigantes desde que era pequeño, así que, con mis padres, siempre he ido detrás de la comparsa. Hace dos años él entró en la comparsa y siempre he acudido a verlo bailar hasta que un día me pregunté sí yo también podría hacerlo», relata Sandra. Junto a ella llegó Alicia, otra entusiasta de los gigantes desde pequeña a la que también le «picó la curiosidad» para acabar bailando a Sancha.
En el caso de Marta puede decirse que ha sido la vinculación familiar con los gigantes la que ha terminado por convertirla en los pies que bailarán a Iñigo en estas fiestas. «Mi tío ha bailado gigantes, mi primo baila gigantes, mi marido baila gigantes y ademas tengo dos niños pequeños de 9 y 6 años, así que siempre he estado detrás de la comparsa. Un día me comentaron que buscaban chicas, me animé a probar y la experiencia está siendo muy buena. Los más ilusionados son mis dos hijos que van a ver como su padre y su madres van a bailar los gigantes».
Las sensaciones debajo de los gigantes fueron las mismas que han experimentado el resto de miembros de la comparsa el primer día que levantaron las figuras. «La altura del gigante, más que el peso hace que tengas la sensación de que pierdes el control de la figura. Al final es acostumbrarte, sobre todo coger la sensación de seguridad con la figura, controlar las distancias y acostumbrarte a ver», coinciden las tres jóvenes.
El paso que han dado rompe más mitos que realidades y, supera, como en todos los aspectos de la vida, roles hasta ahora asumidos como masculinos. «Mi abuela fue la primera que dijo que esto era algo para hombres fuertes, pero la realidad es que los bailamos. Hemos sido las primeras en asumir que si probábamos sobre todo nos teníamos que sentir seguras. Pesan, sí, pero podemos», resume Sandra. «Todos los que estamos aquí ensayamos todos los días y ponemos esfuerzo para poder hacerlo. Así que una chica, poniendo ganas, puede exactamente igual que un chico», señala Alicia. Para Marta la única duda era saber si iba a poder o no con el peso de la figura. «El gigante que bailo pesa 65 kilos, algo más que yo, que peso 52 kilos, pero no ha habido ningún problema desde el primer día», cuenta.
Ahora esperan que su ejemplo sirva para que otras chicas sigan sus pasos y la comparsa, como ya ocurre en infinidad de colectivos vinculados al folclore, tenga cada vez un mayor protagonismo femenimo. «No pasa nada por probar, pero si no lo intentas no lo sabes». »
Para la comparsa, reconoce su presidente, Iñigo Castellano, la entrada de Sandra, Alicia y Marta ha sido una alegría. «Esto era una apuesta que teníamos en la comparsa desde hace tiempo. Siempre hemos querido incorporar a mujeres pero no había chicas que dieran el paso». Su decisión, destaca Castellano, va a suponer que sean de las primeras chicas que van a bailar gigantes en las comparsas de Navarra «y las primeras con gigantes de un peso y porte importante».