Creo que siempre, hay que partir de la premisa que hay que oír a las dos partes para poder hacer un juicio de valor sobre el tren de alta velocidad llamado (TAV) que quiere unir Zaragoza con la llamada Y-griega Vasca.
El empeño de los que quieren una infraestructura nueva, solo para pasajeros, para que el TAV pase por Navarra con paradas en Tudela y Pamplona y por otro lado los que buscan otras alternativas con paradas en otros pueblos intermedios, ellos lo llaman trenes sociales que incluirían mercancías y pasajeros.
Para empezar, vemos que la realidad es muy tozuda y que el TAV, hoy por hoy, es un tren totalmente nefasto para la economía con un coste multimillonario para nuestro país. Muchos estudios nos dicen que ninguna línea española de AVE es rentable porque en España hay pocos viajeros para tantos kilómetros de AVE y que la demanda no será nunca suficiente para recuperar la inversión. En resumen, a día de hoy, no existe ninguna publicación académica que analice esta rentabilidad social.
Por otro lado tenemos los que nos dicen que es el progreso, la modernidad, el futuro, que la actual infraestructura es obsoleta, que se reducen los tiempos y además, lo paga el Estado, que el transporte por carretera también tiene sus inconvenientes y que el tren es una solución para problemas de contaminación y medio ambiente.
De momento, yo creo que lo mejor es analizar las cifras:
Los trenes mejor valorados en el mundo son los de Tokio-Osaka con 235.000 pasajeros por Km, Paris-Lyon con 59.000 y Cologne-Frankfurt con 51.000.
Para que una línea de alta velocidad empiece a ser productiva necesita superar los 15.000 pasajeros por Km por eso, todos los tramos que tenemos en España son deficitarios siendo los menos: Madrid-Sevilla con 14.000, Madrid-Barcelona con 8.000 y Madrid-Levante con 5.000. Todos los demás tramos construidos son ya escandalosamente improductivos y que cada año generan multitud de pérdidas en las arcas de todos los españolitos.
Si nos centramos en Navarra, las cifras serian aún más alarmantes porque nuestra densidad de población es muy pequeña. Con 640.000 habitantes que somos en todo el territorio no cubriríamos ni de lejos la inversión y la deuda que se generaría seria en proporción. Además, el precio del billete se incrementaría más o menos un 40% para ahorrarnos media hora en el trazado Pamplona-Madrid.
Todo este debate se genera porque el AVE necesita un ancho de vía más estrecho que el tren tradicional. Ahora bien, si analizados estos datos, también cabe pensar en una opción intermedia que sería colocar una tercera vía en los mismos tramos ya construidos; así podrían circular ambos trenes por el mismo circuito y nos ahorraríamos todos los gastos que generarían toda la infraestructura que se necesita para hacer nuevos trazados para el TAV.
Estos son los datos, ahora que quieren tocarnos el monedero, toca reflexionar.
Fernando Rivas, profesor de música