Ana Lourdes Fernández Hernández (Tudela, 1996), alumna del grado en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), ha resultado finalista de la II edición del Premio de Relatos “Mírame a los ojos”, organizado por LaSoci (la Asociación del Personal de ”La Caixa”). La estudiante navarra ha sido una los diez autores adultos que han visto recompensada su participación al ser incluidas sus historias en un libro, cuyas ventas tendrán un destino benéfico. En el caso de la joven tudelana, su narración se centró en su propia historia personal, ya que superó una leucemia, que se le detectó, por primera vez, con 3 años de edad.
Al concurso se presentaron 1.100 relatos cortos, que debían expresar pensamientos o vivencias de superación personal bajo el lema “Lo que mueve mi vida”. El concurso constaba de cuatro categorías: infantil (para menores de 12 años), juvenil (entre 13 y 18), adulto (de 19 a 64) y senior (65 años o más). El jurado seleccionó en cada categoría (incluida la estudiante de la UPNA, en la de adulto) diez finalistas, cuyos cuarenta relatos han sido incluidos, como premio, en un libro, publicado por Plataforma Editorial. El dinero recaudado con la venta de esta obra irá destinada a la Asociación Síndrome de Angelman, una enfermedad rara de tipo neurogenético.
CÁNCER CON 3 AÑOS Y RECAÍDA, CON 6
“La historia seleccionada para el libro está basada en mi experiencia personal —explica Ana Lourdes Fernández—. De pequeña, a los 3 años, padecí leucemia linfoblástica aguda. En un principio, con quimioterapia, parecía curada, pero no fue así. A los 6 años, recaí y me tuve que enfrentar a un trasplante de médula, que derivó en rechazos, por los que casi muero. Los médicos me salvaron casi al límite. Pensaban que iba a ser imposible salir, pero saqué fuerzas de flaqueza y sobreviví”.
La joven tudelana fue tratada en Pamplona (Hospital Virgen del Camino) y Madrid (Hospital Infantil Universitario Niño Jesús). “Me acuerdo de quienes me atendieron: el doctor Molina y la doctora Sagaseta de Ilúrdoz, en el Materno-Infantil de Virgen del Camino; y el doctor Miguel Ángel Díaz y todo su equipo, donde lo pasé peor, por la enfermedad y el trasplante, en el Hospital Niño Jesús. Hicieron lo máximo posible”, rememora.
La enfermedad y los tratamientos han dejado algunas secuelas físicas a esta estudiante, pero encara con optimismo su vida y sus estudios de 4.º curso de grado. “Sigo aquí, que es lo importante y, máxime, tras haber llegado a la Universidad”, añade.
La estudiante también destaca “la necesidad de que haya donantes de médula” y lanza un mensaje de “apoyo a todas las personas, especialmente niños, que estén sufriendo esta enfermedad”. “Los menores son pequeños héroes anónimos, con grandes batallas en sus manos, que se convertirán en futuras victorias”, concluye.