Que para estudiar una carrera universitaria hay que salir de Tudela es al 99% una realidad. Lo hicimos muchos lo que nos sirvió por un lado para adquirir conocimiento y por otro para madurar en varios aspectos de la vida. Pero también es cierto que mucha gente que salió fuera a estudiar nunca regresó y ese talento tudelano, muy alto, se perdió para nuestra ciudad. Esto sigue pasando a día de hoy. Allá por el 2006 la Universidad Pública de Navarra UPNA, seguramente por la queja continua e insistente de la Ribera, “contentaron” a la zona con dos grados, Fisioterapia y Diseño Mecánico. Vaya por delante que nada tengo en contra de estas materias ni de sus profesores de los que alguno conozco y son excelentes profesiones. Ya han pasado 11 años de aquel “hito histórico” y la Universidad en ese tiempo ni ha revolucionado la ciudad, ni la comarca.
Ahora leo que cerca de 7.000 estudiantes de 21 grados iniciaron este mes el curso en la UPNA, todos en Pamplona excepto 300 en Tudela. “Los 300” podríamos empezar a llamarlos. Y con eso nos quedamos. Menos del 5% de los estudiantes que acuden a esta universidad acuden a la capital de la ribera. ¿Por qué? Muy sencillo, pues porque no tienen un oferta educativa llamativa con variedad, ni les atrae lo más mínimo su campus. Y esto se debe a que la Universidad sigue sin apostar por deslocalizar y descentralizar sus estudios de la capital.
Tanto la Universidad, Gobierno de Navarra y Ayuntamiento deben saber que albergar un buen centro universitario en Tudela puede llegar a modificar y modernizar el espacio urbano de la ciudad, así como ser un instrumento esencial para el desarrollo económico y social de la zona. Existe, por tanto, una interacción entre universidad y territorio, cuyo resultado final es un beneficio para el conjunto de la sociedad. Creo que hoy en día la Universidad deja a un lado este parámetro y se orienta más a un sistema de negocios dirigida con criterios únicamente de empresa y económicos sin cumplir su función social con la Ribera.
Ya sé que las comparaciones son odiosas pero seré breve. Analicemos Aragón, nuestra comunidad vecina: la Universidad de Zaragoza, UNIZAR, tiene en Teruel, una localidad con la misma población que Tudela, un campus universitario con 8 grados y 2 masters, entre otros cursos. Más vistoso es La Almunia de Doña Godina, una localidad de 7.692 habitantes, donde este centro académico ofrece también formación universitaria con 4 grados. Claro yo lo extrapolo a Tudela, segunda ciudad de Navarra, con una población flotante de unos 100.000 habitantes y me parece que lo que tenemos es… poco no, lo siguiente.
La educación superior constituye en la actualidad una de los instrumentos principales con que cuentan los poderes públicos en su intento de asegurar el desarrollo de sus regiones. El gasto público destinado a esta finalidad es considerado, por consiguiente, una inversión de futuro. Los organismos implicados en todo este embrollo (Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Tudela, Consorcios, etc) deberían por tanto movilizar a la Universidad para que ésta tome parte en el proyecto a favor del crecimiento de la ribera. Y como no me gusta criticar sin dar propuestas, allá va algún esbozo: Lo primero y fundamental es aumentar los grados. Más carreras, más alumnos. Más alumnos, más vida para Tudela. Seamos ambiciosos, ¿por qué no un grado sanitario donde luego pudieran los alumnos hacer prácticas en el Hospital Reina Sofía?. También veo positivo que la Universidad trabaje de la mano con empresas y comercios de la zona para ver y aprovechar las conexiones y sinergias que puedan tener a nivel docente y de investigación. Somos los reyes de la agroalimentación, capital de las verduras y ¿no hay nada formativo relacionado con esto? También cabría pensar en fórmulas de potenciar la puesta a disposición de los servicios locales o comarcales algunas de las instalaciones con el fin de hacerlas más rentables (acoger conferencias, congresos o encuentros). De esta manera, la Universidad y sus instalaciones serían percibidas por los ciudadanos de Tudela y la ribera como parte integrante del conjunto de servicios de que disponen sus habitantes.
En definitiva, se trata de ofrecer un centro suplementario a la vida cultural, social, académica, económica y profesional de la Ribera y contribuir así a su desarrollo. Una última cosa, sería ideal no tener que esperar otros 11 años para ver algo de esto…