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Todos le conocen con el cariñoso apodo de «Chicho», pero en realidad su nombre y apellidos son Sergio Sanz Martínez y en su vida tiene tres pasiones: su familia, sus amigos y el C.D. Corellano. En el equipo rojillo juega de delantero y no es un jugador más, pues incluso desde la grada su presencia significa pundonor, pasión y amor por sus colores. Valores que se exige a él mismo y también a los demás, tanto en los entrenamientos como en los partidos.
Cuando «Chicho» está al 100% el Corellano es otra historia pero, si no lo está por las malditas lesiones, verlo es imprescindible para sus compañeros. Eso lo saben muy bien «su hermanito» Rubén Francés, o los veteranos Rafa Armendáriz, Javier Armendáriz y hasta el mismísimo Isaac Sanz.
Y es que Sergio Sanz Martínez es puro carisma, pura raza, puro sentimiento para sus compañeros y también para los chavales de la cantera, quienes ven en «Chicho» un espejo donde mirarse… aún estando cojo.
El chico de sonrisa contenida, mirada fija pero limpia como el agua y gestos sencillos pero sinceros, cumplirá 27 años el próximo 30 de octubre y, siendo tan joven, ya puede presumir de ser jugador pero también entrenador de nivel 3. Por delante tiene todo el futuro del mundo. Ahora, el más inmediato, jugar y contribuir a que el C.D. Corellano consiga la permanencia en Tercera División, y en el futuro quién sabe si logra el otro sueño de entrenar a la primera plantilla del club que lleva en lo más profundo de su corazón.
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