Inicio Opinión Las aguas turbias del Ebro, por Fernando Rivas

Las aguas turbias del Ebro, por Fernando Rivas

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Después de oír a varios expertos en una charla en Tudela y pensar que traían soluciones al canal de Navarra, las dudas que se generan son aún más grandes si cabe.

Tenemos varias opciones siempre pensando en la margen derecha del río Ebro y que sea viable para uso doméstico y regadío:

Descontaminar el río Ebro y traer el canal de Navarra desde Pitillas hasta Ablitas atravesando el río más caudaloso de España mediante un sifón.
Descontaminar el río Ebro y traer agua mediante tuberías desde el pantano del Val situado en Los Fayos (Tarazona)
Descontaminar el río Queiles y traer agua a través del propio río a cielo abierto.
Descontaminar el río Ebro y coger agua del canal de Lodosa.
Utilizar varios de los recursos antes mencionados o
Descontaminar el río Ebro y no hacer nada, dejar todo como está.

En cualquiera de los casos antes mencionados la descontaminación de nuestros acuíferos es primordial. Si hemos llegado a esta situación es porque desde Reinosa (Cantabria), los pirineos y el sistema Ibérico, hemos hecho todo tipo de vertidos incontrolados y el agua se ha deteriorado hasta el punto de tener que traer agua limpia desde lugares tan remotos como el embalse de Itoiz a través del canal de Navarra que acabada su primera fase termina en Pitillas.

En su segunda fase, traer el agua desde Pitillas y atravesar el río Ebro para regar la margen derecha podría hipotecar a los Navarros considerablemente y para que sea rentable se habla de conseguir financiación para terminar de pagar de hasta 100 años.

El tema del Queiles, es más barato por proximidad y por la diferencia de altura al no tener que bombear agua para los pueblos que están más altos.

El canal de Lodosa sería insuficiente, habría que reformarlo ampliarlo y la depuración y filtrado de sus aguas también elevaría su costo final.

A esto hay que añadir que los propios ríos y canales en épocas de mucha pluviometría son inservibles.

Tampoco contamos con el sobrecoste que cada agricultor tiene que pagar por tener agua de calidad. ¿Se cambiarían los cultivos de almendra, olivos o viña en terrenos elevados?

En estos momentos la deuda de Navarra es de unos 5.200 € por habitante, sin contar la deuda por ser españolito ni la deuda de cada municipio.

Además hay que añadir que los tratados de libre comercio del CETA (Canadá) y el TTIP (EEUU) obligan a los agricultores producir a precios súper-competitivos para poder vender nuestros productos.

Con este planteamiento una solución que convenga a todos es muy difícil sin embargo, la Ribera de Navarra está cada vez más empobrecida y no podemos descuidar uno de nuestros pilares más importantes en creación de empleo como es la agricultura. Con agua de calidad podríamos pensar de otra manera y competir por ejemplo en producción ecológica que al paso que vamos cada vez va a tener más demanda.

Los estudios ya están hechos ahora la palabra la tienen las comunidades de regantes, ayuntamientos y todos los que tenemos algo que ver con el Ebro. Una reflexión a tiempo y preguntarse por qué hemos tenido que llegar a esta situación, nos hará pensar en verde y seguro que a partir de ahora las aguas turbias del Ebro serán cada vez más limpias para que después de otros 100 años no tengamos que pensar en traer el agua desde el propio manantial.