Sean Baker fue el triunfador de los Oscar obteniendo el de mejor película, director y actriz (Mikey Madison). Además se cumplió el pronóstico con el de mejor actor, Adrien Brody por (The Brutalist), Kieran Culkin por (A real pain) y Zoé Saldaña (Emilia Pérez). En esta ocasión, el director neoyorkino narra la historia de una stripper que ve en la relación con un joven ruso, la posibilidad de salir de su miserable vida. El film lo protagonizan: Mikey Madison, Mark Eydelshteyn, Yuri Borisov,
Anora (Mikey Madison), es una bailarina erótica en un club de alterne. Un día pasa por el club un joven Iván (Mark Eydelshteyn ), hijo de un oligarca ruso, cuyo objetivo es vivir la vida a tope. Entre ambos surge la chispa, Ani, ve en el joven alocado, la oportunidad de salir de ese sórdido mundo donde es pura mercancía sexual. El joven alocado queda prendado de Ani, y al poder hablar con ella en ruso, la contrata y la lleva a su casa para entre partidas de videojuego revolcarse con ella.
Iván y Ani acaban enamorados, y el joven ruso le propone matrimonio. Ambos jóvenes viajan, van de resaca en resaca, junto a los amigos de Iván. Al enterarse los padres de que su hijo se ha casado, deciden mandar a unos matones comandados por Toros (Karren Karagulian ) e Igor (Yura Borisov) para que anulen ese matrimonio cueste lo que cueste.
El director de The Florida Project, realiza una fábula tragicómica, donde sin moralizar sobre las conductas de los personajes, muestra las desigualdades y aspiraciones tan diferentes entre ellos. En la segunda parte, se imprime a la narración un ritmo vertiginoso donde se mezcla la comedia histérica y el thriller desenfrenado, originando unas logradas situaciones cómicas. A pesar de que el film de Baker en su parte final enfrenta la arrogancia de los capitalistas frente al coraje y dignidad de los desheredados, el conjunto acaba destilando un cierto aire impostado.
Mikey Madison encarna con fuerza los diferentes registros de su personaje: integridad, fiereza, indefensión. Del resto de actores destacan: Karren Karagulian, y Yora Borisov, que encarna a ese gánster frio por fuera, cariñoso por dentro.
Un film que a mitad de camino entre el drama y la comedia, entretiene por su trepidante ritmo pero que deja el interrogante de si era merecedora del Oscar ante muestras de verdadero cine como The Brutalist o incluso Cónclave.