Gloria Munilla, la segunda por la derecha, dirige las III Jornadas Arquelógicas de Cortes
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Más de 50 personas se han inscrito en las III Jornadas Arquelógicas de Cortes que han comenzado este miércoles 20 de Noviembre bajo el lema «Investigando y Gestionando los Espacios Funerarios del I Milenio A.N.E. en la Península Ibérica. El programa de actos se prolongará hasta el próximo Viernes día 22.

En la primera jornada se han expuesto siete temas, siguiendo el siguiente orden de intervenciones:

Ponencia marco.

La evolución del análisis de las necrópolis ibéricas desde los 80 del siglo XX hasta el presente. Un cambio de paradigma modelo de difusión.

Juan Blánquez Pérez
Catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, UAM

Con la perspectiva que da el tiempo, la evolución metodológica y, en definitiva, la búsqueda de avances en el campo de las necrópolis iberas a lo largo de, casi ya, medio siglo (1980-2024) han experimentado una lógica evolución. Pero los puntos de inflexión -o hitos- que hoy pode- mos marcar no han sido fruto de la casualidad ni de determinadas modas, aunque estas hayan podido influir en determinadas ocasiones. Han sido consecuencia, más bien, en el fondo y en la forma, del tipo de preguntas y los objetivos prioritarios marcados a priori por los propios investigadores y ello, a su vez, se explica y entiende dentro de sus propios contextos sociales, formativos y de escuela científica.

Pensamos que es desde esta múltiple perspectiva cuando podemos llegar a caracterizar la evolución en el estudio de las necrópolis iberas, así como marcar sus principales hitos. Fueron y serán siempre la coincidencia de estas diferentes circunstancias, casi todas respe- tables… pero unas más ilustrativas que otras, las que legitiman estas sucesivas etapas en el estudio de las necrópolis iberas a lo largo de estos 44 años transcurridos.

La evolución de esta línea de investigación ha evolucionado de manera paralela al avan- ce de la propia arqueología hispana. Es decir, partiendo de una tradición claramente objetual -de ahí el adelantamiento del estudio de las necrópolis frente a los poblados- se pasó a unos estudios más conceptuales-nos referimos al auge de excavaciones en santuarios y de edificios singulares dentro de los poblados- hasta la actualidad, donde la Arqueología en general-o es analítica o no es ciencia.

El problema no está tanto en caracterizar los estudios de las necrópolis iberas en este, casi, medio siglo transcurrido. La dificultad surge cuando observamos que, paralelo a ello, la política de la investigación arqueológica de campo, en gran mayoría de los territorios autonó micos en los que se desarrolló la cultura ibera… ha sido progresivamente restrictiva en cuantoa a inversión económica. Ello ha mermado, de manera notable, el avance del conocimiento de manera acorde con las mejoras metodológicas y la importancia de los problemas científicos que hoy se podrían llevar a cabo.

De manera paralela, la «debilidad» de una arquitectura de barro, propia de las tumbas iberas, compatible con remates arquitectónicos y escultóricos en un número reducido de los enterramientos, tampoco ha favorecido la investigación en estas dos últimas décadas orien- tada, cada vez más, a la puesta en valor del patrimonio arqueológico. No olvidemos, en este sentido, que la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial (32ª Conferencia General de la Organización, de 2003) no entró en vigor hasta el año 2006 o, si queremos apurar fechas, hasta 1999 la UNESCO no puso en marcha el Programa de Obras Maestras del Patrimo nio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Podríamos pensar que ello no tiene gran relación con el tema que nos ocupa, pero no es así. Esta nueva valoración patrimonial, que supuso la ruptu ra de una rígida concepción del patrimonio monumental y pétrea, tampoco ha servido de ayu- da al estudio de las necrópolis iberas. Ello explica la casi inexistencia, hasta entrado ya el siglo XXI, de necrópolis ibéricas puestas en valor mientras se ha mantenido la omnipresencia en los museos de sus esculturas o elementos arquitectónicos. Claramente descontextualizados de sus tumbas, como si de elementos estéticos se tratara, siguen normalizando una tradicional museología que merma el interés de la sociedad por este tipo de estudios.

Todas estas cuestiones y todas estas miradas caracterizan, pues, la investigación actual de las necrópolis iberas. Una línea de investigación con más que notables posibilidades de pro- greso en el conocimiento y puesta en valor que no acaba de progresar.

Juan Blánquez Pérez (Universidad Autónoma de Madrid), Premio Extraordinario Fin de Carrera y Doctor en Arqueología por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en 1986. En la actualidad, es Catedrático de Arqueologia en dicha universidad. Ha sido director del máster en Arqueología y Patrimonio de la UAM (20XX-2XXX) e Investigador Responsable de la Unidad Asociada ANTA, conveniada entre el CSIC-a través de su Instituto de Arqueología en Mérida- y la UAM, dentro de su Campus de Excelencia. Coordinador, desde 2006, del Grupo de Investigación de la UAM (HUM/F-003) sobre Patrimonialización de los legados documentales y fotográficos en la arqueología española (ArqFoHEs); renovado en 2009 y que aglutina, en la actualidad, a más de 12 investigadores de varias universidades españolas y del CSIC-IAM. Desde 2012 es miembro correspondiente del Deutsches Archäologisches Institut (DAI-Madrid). Creador (2014) y actual responsable del Centro Documental de Arqueologia y Patrimonio (CeDAP de la UAM).

Especialista en Protohistoria Peninsular (cultura ibera y cultura púnica), desde 1981 ha excavado en sucesivas necropolis iberas o reestudiado antiguas actuaciones que habían permanecido inéditas. En las dos últimas décadas ha desarrollado investigación, también con continuidad, en el campo de la Historiografía de la arqueología española y Museología y Puesta en Valor del Patrimonio arqueológico, tanto en España como en Sudamérica.

En la actualidad, codirige un proyecto I+D+I del Ministerio de Ciencia e Innovación sobre La cultura arquitectónica en la Oretania Septentrional y la potencial influencia púnica: los oppida del Cerro de las Cabezas y Alarcos. Un estudio interdisciplinar e integral (PID2020-AA7449GB-100; 2022-2024, prorrogado a 2025. Desde 2022, hasta la actualidad, también codirige las excavaciones de uno de los santuarios del primero de estos oppida. Recientemente (2024), lidera la dirección científica de un proyecto de la Unión Europea (fondos Next Generation), solicitado con el ayuntamiento de Valdepeñas, para el citado Cerro de las Cabezas, en Valdepeñas, atento a una triple actuación: excavación, musealización y puesta en valor.

Las necrópolis del Ebro

Núria Rafel Fontanals
Catedrática de Prehistoria de la Universitat de Lleida, UdLI

El panorama funerario del primer milenio en el curso bajo del Ebro se caracteriza por una nutrida presencia de necrópolis del final del Bronce Final y la I Edad del Hierro y por una esca- sa representación de necrópolis ibéricas, centradas estas últimas mayormente en el período Ibérico Antiguo.

Es por ello que los avances metodológicos habidos desde los años 80, principalmente, se han aplicado en mayor medida a las necrópolis de la I Edad del Hierro, pues con alguna excep- ción las necrópolis ibéricas conocidas hasta la fecha en el área de que tratamos fueron obje- to de excavación anteriormente. Así constituyeron hitos importantes en este aspecto la tesis doctoral de Gonzalo Ruiz Zapatero (1983), el estudio y excavación parcial de la necrópolis del Coll del Moro de Gandesa (1989-1993), la tesis de Pedro Castro (1994) y, ya más recientemente, la excavación y estudio de la necrópolis de Santa Madrona (2007) y de les Esquarterades (2022).

Después de un período de auge en la I Edad del Hierro durante el cual aumenta el po- blamiento, florecen los asentamientos sedentarios edificados en piedra y con una estructura planificada y se aprecian signos de una incipiente jerarquización social se produce una crisis (segundo cuarto/mediado siglo VI ane) que supone la destrucción y el abandono de los pobla- dos y de la inmensa mayoría de las necrópolis. Aparecen nuevas necrópolis que indican un desplazamiento de los centros neurálgicos a la zona del Bajo Ebro, donde éstas se concentran. Estas necrópolis son todas del tipo campos de urnas con incineraciones, generalmente en osa- rios cerámicos, en su mayoría a torno, y con ajuares con presencia de abundantes elementos de bronce, así como de armamento de hierro, que aparece ahora por primera vez. En algunas de ellas se documentan enterramientos infantiles con ajuar, que parecen indicar un estatus adscrito

Al final del Ibérico Antiguo estas necrópolis desaparecen (crisis del Ibérico Antiguo). si bien se documentan algunos enterramientos del siglo IV ane y durante el Ibérico Pleno y Final, excepto en algún caso, no se documentan ya necrópolis. Ello ha sido objeto de diversas interpretaciones sobre las que subsisten aún incógnitas.

Las necrópolis ibéricas no cuentan con estructuras no perecederas por lo que, una vez excavadas, no permiten su musealización. Sí han podido ser consolidadas, restauradas y abiertas a la visita algunas de las necrópolis de la I Edad del Hierro.

Núria Rafel Fontanals ha desarrollado la mayor parte de su vida académica en las universidades de Barcelona y Lleida. Además, en algunos períodos se ha dedicado a la gestión patrimonial en el Servei d’Arqueologia de la Generalitat de Catalunya y en la dirección del Museu d’Arqueologia de Catalunya. Ha dedicado su tarea investigadora a la protohistoria del sur de Catalunya y sus relaciones mediterráneas, con especial dedicación al mundo funerario y a la minería prehistórica.

 

La necrópolis de Vilanera (Ampurias)

Marta Santos Retolaza
Museu d’Arqueologia de Catalunya, MAC Empúries

Dolors Codina Reina
AIXA Serveis Arqueològics

El conocimiento actual de la naturaleza y la evolución del poblamiento precedente en el en- torno de la ciudad grecorromana de Emporion/Emporiae se fundamenta, en gran parte, en las evidencias arqueológicas obtenidas en diversos espacios de uso funerario. Estos se localizan en las vertientes de diversas elevaciones que, de acuerdo con los recientes estudios de recons- trucción del paleopaisaje, se situaban en el margen de las áreas inundadas y de marisma que rodeaban el antiguo estuario del rio Ter.

El paraje de Vilanera corresponde a una de estas colinas que destacan sobre la llanura actual, situada a pocos quilómetros de distancia del yacimiento arqueológico de Empúries, en el límite occidental del término municipal de l’Escala. Las primeras excavaciones realizadas en 1999 y 2000 pusieron ya de manifiesto la riqueza arqueológica de esta zona, que incluye diversos espacios de necrópolis, localizados en la vertiente norte (sector 4) y, sobre todo, en la vertiente oeste (sector 3) del promontorio. Las nuevas intervenciones emprendidas desde 2016 en el segundo de estos sectores han permitido ampliar la información arqueológica hoy disponible y confirmar la dilatada secuencia cronológica en su ocupación.

El uso funerario de esa zona remonta sus orígenes al periodo de transición entre el Neo- lítico medio y el Neolítico final (4200-3700 a.n.e.), al cual corresponden grandes estructuras tumularias, como la documentada en el sector 3, con una compleja evolución constructiva, sobre una fosa inferior cubierta con una gran losa megalítica. Tras un gran salto cronológico que nos lleva al Bronce Final, en el paso entre el segundo y el primer milenio a.n.e., este mismo sector vuelve a ser ocupado como necrópolis, con estructuras funerarias simples-una única urna cerámica depositada en una pequeña fosa excavada en subsuelo- que muestran la intro- ducción del ritual de la cremación. Estas evidencias se completan con una segunda área de necrópolis situada en la vertiente septentrional de la colina o sector 4, utilizada en una fase posterior, en la transición entre el final de la edad del Bronce y los inicios de la edad del Hierro. Sin embargo, la gran mayoría de las estructuras funerarias excavadas en Vilanera pertenecen a una gran zona de enterramiento que nuevamente se extiende sobre la parte más baja de la vertiente occidental o sector 3 durante el Hierro inicial, en la segunda mitad del siglo VII a.n.e.

Estas estructuras funerarias se caracterizan por estar excavadas en el subsuelo rocoso y se sitúan en torno al gran túmulo de época neolítica. Presentan diámetros variables, con la urna que contiene los restos humanos situada en el centro y rodeada por los materiales que acompañan al difunto. Cabe destacar entre estos elementos funerarios, los objetos personales de bronce y hierro, los restos faunísticos y los propios elementos cerámicos.

La relativa complejidad de determinados conjuntos funerarios, que incluyen recipientes y otros objetos de procedencia fenicia, es un indicio del proceso de jerarquización social experimentado por esta población que ocupaba un entorno litoral especialmente privilegiado para los intercambios, durante el periodo que precede la instalación permanente del emporion foceo en el siglo VI a.n.e.

Dolors Codina Reina, Doctora en Arqueologia Clásica y Master Interuniversitario en Arqueologiaa Univer Diter de Universitat Rovira Virgill, Universitat Autònoma de Barcelona Bordeaux 1 Licenciada en Historia per la e ICAC: Maltrise de Universitat Autònoma de Barcelona.

Investigadora, desde 2003, de la misión catalano-egipcia (UB-IPOA- Universidad de El Cairo), en el yacimento de alista en arqueologia funeraria y antropología desde el Oxyrhynchus (El-Bahnasa, Egipto). Especialista la época medieval. Actualmente dirige y siglo VII a.C. hasta coordina las excavaciones en la necrópolis de incineración del Bronce Final y primera edad del Hierro del sector 3 de Vilaneral (‘Escala). Autora de más de 70 70 articulos y colaboradora en la publicación de diferentes monografias y organización de diversos congresos y yenlac reuniones científicas.

Marta Santos Retolaza, Licenciada en Prehistoria y Arqueologia per la Universidad Autónoma de Madrid. Su trayectoria profesional e investigadora está relacionada especialmente con su trabajo como arqueóloga y conservadora en el conjunto arqueológico d’Empúries, que forma una de las sedes del Museu d’Arqueologia de Catalunya, de la cual es actualmente responsable. Ha participado en la codirección de excavaciones y en los sucesivos proyectos de investigación llevados a cabo en las ciudades griega y romana de Emporion-Emporiae, así como en otros yacimientos arqueológicos. Sus principales lineas de investigación se centran en los precedentes y la etapa arcaica de la Emporion griega, así como las dinámicas de comercio y procesos de contacto cultural durante estos periodos.

Ritual y ajuar funerario de los iberos del Sureste: el caso de la necrópolis de Cabezo Lucero

Héctor Uroz Rodríguez
Profesor de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Murcia, UM

La necrópolis de Cabezo Lucero (Guardamar del Segura, Alicante) se encuentra en una zona extraordinaria para el estudio del horizonte orientalizante y arcaico, y constituye uno de los principales referentes para el conocimiento del mundo funerario ibérico de las actuales pro- vincias de Alicante y Murcia, donde destaca junto a La Albufereta. El Cigarralelo, El Cabecico
del Tesoro o Coimbra del Barranco Ancho.

En virtud de las intervenciones realizadas (1980-1991), que incluyeron algún sondeo en

el vecino poblado, sabemos que la necrópolis alcanza una superficie total aproximada de 3.750 m², delimitada por las tumbas periféricas, ocupándose desde el s. V a.C. y, sobre todo, durante buena parte del s. IV a.C., contando con un total de 187 «Puntos», incluyendo asi tanto los de- pósitos de huesos como las de objetos separados de aquellos, de los cuales cerca de la mitad carecen todavía de una publicación pormenorizada. La destrucción sistemática que sufrió ya en época antigua, la amenaza constante de ex-polio que, en un momento previo a la legislación de Patrimonio, dificultó la tarea de excava- ción, junto a la plantación de numerosos pinos, resultaron un hándicap que, no obstante, no ha impedido caracterizar la constancia y uniformidad en el ritual funerario, o su peculiar paisaje funerario, organizado en torno a una serie de estructuras rectangulares tumulares de piedra que no coronaban ninguna sepultura. Los restos de esculturas que sufrieron una reacción ico- noclasta, unos ajuares con un excepcional conjunto de cerámica ibérica y griega, armamento y ornamento personal, junto a la información ofrecida por el análisis osteoarqueológico de las cremaciones, nos ayudan a dibujar la evolución de las élites ibéricas de la zona.

Héctor Uros Rodríguez (Dpto. de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y Ciencias y Técnicas historiográficas. Universidad de Murcia). Arqueólogo y Profesor asociado de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, donde ha desarrollado también tareas de gestión como coordinador de calidad y de movilidad del Grado de Historia. Doctor por la Universidad de Alicante con Premio Extraordinario, su actividad científica se ha centrado en la Arqueología Ibérica y romana, la romanización, y la religión e iconografia. Ha codirigido y participado en numerosos proyectos de investigación, destacando los que tienen que ver con las intervenciones en los yacimientos de Libisosa, La Alcudia de Elche o Pompeya. Suexperiencia en la puesta en valor y difusión del patrimonio histórico-arqueológico, en la museología y museografis y en la divulgación en RRSS, le ha permitido adoptar una panorámica más transversal de la investigación y su influencia en el desarrollo cultural y socioeconómico de nuestra sociedad.

Las necrópolis ibéricas en Andalucía oriental

Andrés María Adroher Auroux
Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Granada, UGR

Alejandro Caballero
Centro de Estudios de Arqueología Bastetana

Analizaremos detenidamente las particularidades del ámbito funerario ſbero. En las dos úl- timas décadas, algunas excavaciones sobre nuevas necrópolis (túmulo de Piquía, en Jaén) y otras sobre unas viejas conocidas como el cerro del santuario de Baza en Granada, donde apa- reció la famosa escultura sedente conocida como la Dama de Baza, o la de Los Collados de Al- medinilla, en Córdoba, excavada en el siglo XIX por Maraver y a principios del XX por Pierre París, que sirvió para la definición y caracterización de la cultura îbera. Gracias a nuevas técnicas de excavación, de análisis de resultados y de estudios ar- queométricos, hemos podido acercarnos a una perspectiva acerca de la complejidad del mun- do funerario ſbero en el entorno andaluz, donde podemos observar que no existen modelos explicativos que permitan explicar la variedad fenomenológica del registro arqueológico, y a ello añadimos la variedad de elementos estructurales, arquitectónicos e incluso topográficos que convierten el espacio funerario en un ámbito altamente complejo y variado.

En esta presentación repasaremos las teorías explicativas hasta ahora planteadas, y se- ñalaremos aspectos que hasta el momento ha sido nula o escasamente analizados en estos contextos funerarios.

Revisaremos los planteamientos topográficos realizados sobre la necrópolis del cerro del santuario por parte de la Escuela de Jaén; analizaremos las nuevas aportaciones de la reexcavación de esta necrópolis tras medio siglo de abandono, incluyendo los datos aportados por la apertura de nuevo de la cámara funeraria 155, que corresponde a la Dama de Baza, y cuyo ajuar se analizará desde una perspectiva multifuncional; el túmulo de Piquía nos ayudará a comprender los problemas del registro arqueológico y la conexión con el plano interpretativo; y, finalmente, la de Los Collados nos explicará que hay algo más que tumbas en los espacios funerarios, por tanto, deben ser considerados sagrados en su contexto, espacios por tanto que se integran, de alguna manera, en la vida cotidiana siempre dentro de una vertiente sagrada.

Andrés M. Adroher, es catedrático de Arqueologia del Departamento de Prehistoria y Arqueologia de la Universidad de Granada. Dirige en la actualidad el Grupo de Investigación Protohistoria en el Mediterráneo Occidental (HUM 143), responsable de diversas excavaciones e investigaciones en arqueología prerromana en las provincias de Almeria, Granada, Málaga, Sevilla y Córdoba, entre las c que destacan las excavaciones de algunas necrópolis como las fenicias de Monte Velillos en Almuñécar y la del cerro del Santuario en Bara, o Los Collados en Almedinilla.

Alejandro Caballero es arqueólogo, doctor por la Universidad de Granada y director del Centro de Estudios de Arqueologia Bastetana y de la revista Bastetania. Ha colaborado en el Proyecto de investigación Iberismo y romanización en el área nuclear bastetana, siendo coeditor de la memoria científica, y, desde 2013, dirige la mayor parte de las excavaciones arqueológicas en Baza, y todas las relacionadas con la puesta en valor de Basti y su territorio, tanto en Cerro Cepero (oppidum) como cerro del santuario (necrópolis (bera).

Una iconografía para la muerte, la necrópolis de Pozo Moro.

Ignacio Prieto Vilas
Historiador, Arqueólogo y divulgador

En diciembre de 1970, durante unas labores agrícolas en la denominada finca de «Pozo Moro» (Chinchilla de Montearagón, Albacete), que así dio nombre al propio yacimiento, unos opera- rios dieron noticia al dueño de esos terrenos del hallazgo de varios bloques de piedra caliza con impactantes escenas talladas en bajorrelieve.

La investigación subsiguiente reveló que esos bloques pertenecían a un gran edificio hecho con sillares de piedra erigido sobre una tumba ibérica de cremación. También se pudo identificar como el primer uso funerario de ese emplazamiento y que se encontraba rodeado por muchas otras tumbas y monumentos funerarios posteriores.

El trabajo de campo arqueológico indicó que tal monumento de piedra se encuadraba dentro de un complejo monumental que consistía en un temenos o recinto sagrado con forma en planta de una piel de bóvido extendida y pavimentado a base de pequeños guijarros blan- cos. Este témenos se encontraba rodeado por un muro de adobe de altura incierta que contaba
con una sola entrada de unos 50 cm. de ancho, que también actuaba como punto de salida. El análisis osteológico concluyó que los restos humanos cremados presentes en la tumba ibérica subyacente pertenecían a un varón de 55-60 años. El ajuar funerario que acompa ñaba a esos restos incluía, entre otros muchos objetos, un lekythos ático de figuras negras, un kylix ático de figuras rojas y un oinochoe etrusco de bronce.

El estudio de la pseudoisodomía de los bloques de piedra y otras características y ele- mentos arquitectónicos ayudaron a la propuesta reconstructiva llevada a cabo en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (1980).

Nuestras últimas investigaciones, incluidas en nuestra Tesis Doctoral y trabajos poste- riores, arrojan nueva luz sobre la metrología, modulación y otros aspectos arquitectónicos de este tipo de monumentos mediterráneos, incluyendo el trabajo de los canteros y artesanos que lo vinculan a la influencia de la temprana presencia fenicia en la Península Ibérica pero conelementos ya claramente peninsulares. Del mismo modo han servido de guía para la nueva propuesta de montaje visible actualmente en el M.A.N.. que aporta diferencias significativas respecto al primer montaje. Siendo aquel, no obstante, un trabajo magnifico.

La realización estilistica de todo el programa iconográfico pronto se identificó como pro- fundamente influenciado por el arte siriohitita, algo que chocaba con la cronologia del ajuar funerario, fechado a finales del s. VI a.C. Algunas de esas escenas recordaban episodios mito- lógicos de antiguas religiones del Cercano Oriente, pero no podían explicarse claramente en relación «una con otra en un orden inteligible.

Efectivamente, el programa iconográfico representado en el monumento tiene que ser visto como una narración mitológica de profundas raíces Próximo-orientales, llegadas a la Pe- nínsula Ibérica con la colonización cananea y que, pasado un tiempo y tras reelaboraciones e interpretaciones, sirvieron a los intereses particulares de las élites orientalizantes ibéricas para sus propios fines de legitimación política y social.

Actualmente defendemos una interpretación de la secuencia narrativa del programa iconográfico como escenas singulares de diferentes pero intimamente vinculados episodios de ciclos mitológicos enraizados en las tradiciones religiosas del Próximo Oriente Antiguo. Aquellas escenas, tomadas probablemente de prototipos iconográficos que circularon por todo el Mediterráneo, serían elegidas para adaptarse a una narración mitológica canónica creada «ex profeso» para los intereses de un linaje ibérico. No podemos descartar que esta fuese práctica común entre las élites tartésicas e ibéricas peninsulares.

En Pozo Moro consideramos que la selección de estos episodios, vistos como una secuen- cia completa, muestra una narración de heroización y divinización de un antepasado mítico en seis episodios.

Ignacio Prieto Vilas, Dr. en Historia por la U.C.M. Arqueólogo, Historiador y divulgador. Su investigación se ha centrado en la etapa de transición entre el Bronce Final y la I Edad del Hierro en la zona sureste de la Meseta Sur, así como los momentos iniciales de la Cultura Ibérica. El foco principal de su trabajo recae en el análisis y estudio del edificio orientalizante de Pozo Moro (Chinchilla de Montearagón, Albacete), contextualizándolo dentro de los aspectos culturales de las comunidades ibéricas de la I Edad del Hierro. Fundador y miembro del comité editorial durante los primeros años de publicación de la revista «Arqueoweb» (https://webs.ucm.es/info/arqueoweb/). Encargado por la Subdirección Gral. de Museos Estatales del informe Técnico para el actual montaje del monumento de Pozo Moro en el M.A.N. Con amplia experiencia arqueológica en diversos períodos históricos centrada principalmente en la región de Castilla-La Mancha. Colaboraciones varias con el M.A.N. en sus actividades divulgativas (Pieza del Mes, exposiciones temporales, etc.).

La necrópolis de Medellín.

Alfredo Mederos Martín
Profesor Titular de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid, UAM

La necrópolis de Medellin (Badajoz), la más importante de Extremadura durante el Hierro Ini- cial, está situada a 1 km del gran poblado de Medellín, de al menos 12 ha, en una zona actual- mente parcialmente inundable por el río Guadiana que quizás quedaba aislada en el pasado a modo de isla. Presenta su ocupación más antigua desde el 675 AC, aunque el cerro del Castillo de Medellin está ocupado desde el Bronce Final III entre el 970-900 AC, presentando cerámi cas bruñidas y de tipo carambolo, por lo que deben existir diversas necrópolis en su entorno. La necrópolis, con 212 tumbas excavadas, muestra un dominio de las cremaciones en urnas en sus fases iniciales con 28 casos, 675-625 AC, hasta aparecer los enterramientos en busta entre 625-600 AC, aprovechando el mismo lugar donde se cremaba el cuerpo, aunque son minorita- rios frente a las urnas. Poco después, entre el 600-575 AC, se produjo un progresivo abandono de las urnas que son en buena parte sustituidas por los busta que las duplican, hasta desapare- cer prácticamente las urnas a partir del 575 AC e imponerse el enterramiento en bustum hasta ca. 450 AC. Sus ajuares son un excelente reflejo de las influencias orientalizantes y de la pene- tración de la religión fenicia en el interior peninsular por la presencia de objetos importados como unos 100 marfiles o fragmentos trabajados, 4 escarabeos, más de 30 broches de cinturón en bronce, 25 fibulas, etc, además de amplios conjuntos cerámicos como 55 urnas tipo cruz del negro, 55 platos de barniz rojo o 10 vasos à chardon.

Alfredo Mederos Martín nació en Brefña Alta (La Palma), aunque cursó todos sus estudios de EGB, Bachillerato y Universidad en La Laguna (Tenerife). Es Doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna, de la que fue Becario de Formación de Profesorado. Amplió estudios postdoctorales en el Department of Archaeology, University of Bristol y en el Institute of Archaeology, University of Oxford, Posteriormente se incorporó como Investigador Contratado en el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense donde desarrolló su investigación sobre Medellin junto al prof. Martin Almagro Gorbea y después cinco cursos como Research Assistant en el Department of Anthropology, University of Harvard, hasta acceder a una plaza de Profesor Ayudante en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, donde desde 2010 es Profesor Titular de Prehistoria y está acreditado a catedrático.