Se van cerrando las puertas del verano y se abren las de las aulas. Las vacaciones son ya materia de olvido y, tras el necesario solaz, es tiempo de regresar a la rutina de los días laborables. Sólo “cierta” clase política ha adulterado la filosofía vacacional (que implica descanso para el cuerpo y el alma) manteniendo sus facas desenfundadas contra el “eterno enemigo” y mezclando el aperitivo de rabas del chiringuito con los sabrosísimos bulos con alcohol, con el fin de intentar “sostener” su argumentario, falto de razones y ahíto de insultos cada vez más barriobajeros. A nadie se le escapa que un bulo sumado a un insulto tiene mayor fuerza y credibilidad que un razonamiento sosegado pues (siguiendo con el símil del chiringuito) un razonamiento es tan insípido como una bebida cero cero con una bolsa de patatas sin sal. Son las consecuencias de haber desterrado la Filosofía de los planes de estudio.
No hay tregua y para nada importan las consecuencias del “fuego amigo”, porque en la guerra diaria no existe la misericordia, ni siquiera para “los nuestros” de clase media y baja, qué le vamos a hacer. Y eso que son los que los han aupado al sillón. Pero tranquilos, ya llegará el tiempo de las hiperpromesas matemáticas, producidas por la miraculosa Inteligencia Artificial, que concluyen, entre otras cosas, que se necesita bajar impuestos, sobre todo a los más ricos, para aumentar los presupuestos de Educación y Sanidad. Por otro lado, sorprende que tanto “unos” como “otros” certifiquen sus vacuas disertaciones poniendo como testigo a la sufrida ciudadanía de a pie, con el consabido “la mayoría de los españoles piensa…” Y en esos puntos suspensivos se añade lo que ellos piensan para su propio beneficio.
En fin, que volvemos a lo de siempre, pero con un poco más de inquina, sobre todo en lo que se trata de “consenso”, palabra maldita donde las haya. Así que ya sabemos lo que va a ocurrir en todos los foros, hemiciclos, circos, plazas, escenarios, coloquios, ágoras y mesas redondas del nuevo curso: a cualquier propuesta que se haga por parte de los “unos”, la respuesta de los “otros” va a ser, invariablemente, NO. Con una sola excepción: los “unos” y los “otros” llegarán a acuerdos totales para subirse sus escandalosos sueldos y sus cuantiosas prebendas.
