Gracias a Martin Lawrence y Will Smith, la saga Bad Boys sigue atrayendo al público para ver las andanzas de estos peculiares polis. De nuevo vuelven a tomar las riendas de la dirección Adil El Arbi y Billal Fallah (Bad Boys for life), para contar como los detectives Mike y Marcus, están obligados a limpiar el nombre de su antiguo capitán y descubrir a los policías corruptos de la comisaria. El film lo protagonizan: Will Smith, Martin Lawrence, Vanesa Hudgenss, Jacob Scipio, Paola Nuñez.
Mike (Will Smith) va a casarse con su chica Christine (Melanie Liburd), y le acompaña su compañero Markus (Martin Lawrence), no sin antes tener un incidente con un ladrón que les hace llegar tarde al evento. En la fiesta, Martin sufre un ataque cardiaco, que le obliga a reposar un par de días, pero enseguida decide saltarse la hospitalización, y siente que su karma ahora está en otra dimensión más espiritual que la de su colega Mike.
Un día aparece en las noticias que el antiguo capitán de la comisaria Howard (Joe Pantoliano), mantenía negocios con los carteles de la droga. Mike y Markus no dan crédito a estas noticias. Para obtener información, Mike recurrirá a su hijastro Armando (Jacob Scipio), encarcelado por narcotraficante y asesino de policías. Al dar la información, el propio Armando es amenazado y es liberado por su padre. En la investigación les ayudarán Dom (Alexander Ludwig) y la inspectora Rita (Paola Núñez). Los narcos desean no dejar ningún cabo suelto y deciden acabar con Mike y Markus, al precio que sea…
La nueva entrega sigue la línea de la anterior, donde las persecuciones y los tiroteos sean en salas de fiesta o en las carreteras, continúan siendo la señal de identidad, y donde las escenas de acción se ruedan a base de drones, y con una estética videoclipera. La complicidad entre Smith y Lawrence sigue intacta, aunque en esta ocasión, Lawrence carga con todo el peso del humor, adoptando un tono pseudoespiritual, paternalista, frente a un Smith más contenido. El factor sorpresa ha desaparecido y los consabidos chistes dan síntomas de agotamiento de la saga, salvada por el carisma de sus protagonistas.
De la recepción por parte del público y de la taquilla, dependerá que estos dos polis rebeldes con añitos a sus espaldas, sigan volando en su Porsche en busca de malos y traficantes repartidos por múltiples rincones.