No tenemos un proyecto común como sociedad. Esta ¡dea, que no solamente se refiere a la zona de la Ribera o a Navarra, sino que trasciende y debiera constituir un eje estratégico para el conjunto de España e, incluso, para la Unión Europea, se ha puesto encima de la mesa en varias ocasiones esta mañana durante la jornada ¿Cómo avanzar en la cohesión territorial?, un evento que ha reunido a relevantes personalidades políticas de la Comunidad foral y que ha convertido a la UNED de Tudela en un foro donde se han apuntado reflexiones transcendentales para afrontar esta problemática con visos de hallar soluciones efectivas.
Los antecedentes no son nada halagüeños, como también ha quedado patente durante un acto organizado junto a la asociación Co.CiudadaNa y que nació tras la publicación de su último Panel de Tendencias de Navarra, en el que se hacía hincapié, precisamente, en las enormes diferencias socioeconómicas existentes entre la zona de la Ribera y la de Pamplona. Los datos que se han presentado indican que esta brecha, lejos de reducirse, se ha acrecentado en los últimos años, por lo que romper con esa deriva supone el primer paso para atajar una problemática que preocupa mucho en toda la región del sur de la Comunidad foral.
Gracias a la participación de Jordi Sevilla, exministro de Administraciones Públicas y autor de La España herida; Sergio Andrés Cabello, sociólogo y autor de La España en la que nunca pasa nada; Jesús María Ramírez, doctor en Derecho y responsable jurídico de la revisión de la Estrategia Territorial de Navarra; y Javier Espinosa, sociólogo y consultor de la Estrategia contra la Despoblación de Navarra, se han formulado preguntas estimulantes acerca de qué futuro se quiere para la Ribera, a qué problemas principales se debe enfrentar la sociedad de esta zona de Navarra y por dónde pueden ir encaminadas las posibles soluciones.
Al salón de actos de la UNED de Tudela han acudido como público, entre otros, el consejero de Cohesión Territorial, Óscar Chivite; el Defensor del Pueblo de Navarra, Patxi Vera; el director general de Administración Local y Despoblación, Jesús María Rodríguez; el director general de Ordenación del Territorio, José Antonio Marcén; la gerente del Área de Salud de Tudela, Ana Campillo; el director gerente del Consorcio EDER, Sergio Villava, además de varios concejales del Ayuntamiento de Tudela.
La presentación de la jornada ha corrido a cargo del director de la UNED de Tudela, Luis Fernández, y del presidente de la asociación Co.CiudadaNa, Aladino Colín. El primero ha recordado que, en el centro asociado de la UNED de la capital ribera, son conscientes de que se encuentran en una región que no ofrece tantas oportunidades laborales como las que pueden encontrarse en las grandes ciudades. «Aun así -ha alegado Fernández-, resaltamos siempre, a través de la celebración de simposios y jornadas como las de hoy, que Tudela ofrece una gran calidad de vida». De hecho, Fernández ha anunciado que, los próximos días 21 y 22 de noviembre, la UNED de Tudela acogerá la tercera edición del Simposio sobre ciudades medias y pequeñas españolas, que este año llevará por título Turismo y reto demográfico.
Este simposio constituye solo una de las iniciativas dentro de una línea estratégica en torno a la demografía y la cohesión territorial que, para el centro asociado de la UNED en Tudela, es transcendental. Así lo ha comentado su director durante la jornada: «Tanto en el ámbito de la formación como en la generación de debates, nos propusimos hace años trabajar para avanzar en esta problemática, porque consideramos fundamental ayudar a resolver una coyuntura que es vital para el progreso de la Ribera».
RENTA Y TALENTO
Por otro lado, Fernández ha informado a los asistentes de que en el centro de la capital ribera se incluye una Cátedra de Calidad, que realiza periódicamente un observatorio que «mide los desequilibrios de la sociedad de la Ribera, con dos preocupaciones fundamentales: la disminución de renta, en comparación con Pamplona; y el no mantenimiento del talento de forma, en ocasiones, escandalosa». A través de un símil médico, el director de la UNED de Tudela ha dicho que esta jornada iba a servir para hacer un diagnóstico de la situación que se vive en esta zona de Navarra, pero que esperaba que, después, hubiera quien pudiera tratar el problema.
Por su parte, el presidente de la asociación Co.CiudadaNa, Aladino Colín, ha agradecido la labor de la UNED de Tudela y ha prometido que, aunque se trataba de su primer acto en la capital ribera, este evento no sería el último. Colín se ha encargado de introducir a los cuatro ponentes de la jornada, relatando sus trabajos y currículums, así como de recordar las líneas generales de su organización, formada por «personas de diversas procedencias, profesiones, vidas, creencias, ideas e ideologías, que queremos contribuir al común aportando conocimiento y propuestas desde cuatro pilares básicos: la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso».
«No nos importa mucho la coyuntura política que tenemos en el presente -ha continuado-, sino los temas estructurales, de fondo, el pensamiento profundo, el dato… Somos un lugar de encuentro y de escucha. Y escuchar a los que más saben es lo que vamos a hacer hoy», ha prometido. En este sentido, ha argumentado que la cohesión social es «el presupuesto básico, el fundamento de la convivencia en paz y libertad». Y también ha añadido que, en la Comunidad foral, como así lo puso de manifiesto el IX Panel de Tendencias de Navarra, «sufrimos ciertos desequilibrios entre las diferentes zonas, siempre en relación con Pamplona».
Para sentar las bases de esos desequilibrios, centrándose en la brecha entre la Ribera y Pamplona, la primera mesa redonda, con Jesús María Ramírez y Javier Espinosa, ha consistido en radiografiar la situación y en explicar los datos más importantes.
MODELO CÍCLICO
En su exposición, el responsable jurídico de la revisión de la Estrategia Territorial de Navarra ha manifestado que «después de estos últimos 20 años, estamos peor que antes, porque el modelo es cíclico». A su juicio, «la tendencia es a que se concentre todo en las grandes ciudades, y la Ribera se sitúa en ese difícil equilibrio entre la España vaciada y estas grandes urbes». Entre los cambios registrados, ha identificado algunos, como la pérdida de actividades industriales y comerciales, la evolución sociodemográfica, el retraso de grandes infraestructuras, como el Tren de Alta Velocidad o el Canal de Navarra, o el aumento de personas de origen extranjero en la Ribera.
«La realidad del sur es que tenemos un modelo económico muy especializado en la industria agroalimentaria, pero ese es un sector que proporciona menos recursos que el terciario o la industria del buzo azul», ha sostenido, al tiempo que ha defendido que «existe una Navarra de dos velocidades» y que, ante el problema de fractura social que marca la diagonal del Ebro, «en la Ribera sobrevivimos gracias al arraigo».
Su radiografía la ha completado Javier Espinosa, que se ha ocupado de «cocinar los datos» para reflejar la situación tal cual es. De este modo, por ejemplo, ha manifestado que en la Ribera no hay un problema de despoblación, pero sí un factor de diferenciación. «A partir del año 2017, comenzamos a ganar población, y ahora somos el 19% del total de Navarra. Pero crecemos exclusivamente porque llegan extranjeros. Y su llegada supone también una revitalización de la población», ha asegurado, en tanto que ha remarcado que, en la Ribera, la población extranjera llega al 21%.
Con esa realidad, los retos, para él, son claros: «La convivencia, con un proyecto común de sociedad; la educación y la formación, porque, sin capital humano, no somos nada; y la retención y el aprovechamiento del talento, aprovechando también el talento de aquellas personas que vienen de fuera».
En el turno de preguntas, se ha ahondado en la principal conclusión de la jornada. «No tenemos un proyecto común como sociedad», ha dicho Ramírez, que ha defendido que «lo que beneficia a la Ribera, beneficia a Navarra». «Si la Ribera se empobrece, se trata de un empobrecimiento para toda Navarra,
SOCIALIZACIÓN CONJUNTA
Espinosa, asimismo, ha tenido palabras para reclamar «una población preparada, pero que esté fijada en el territorio, no que venga a trabajar y se vaya después». Además, ha afirmado que el sistema educativo «debe adaptarse a la situación con la población extranjera» y que todos debemos «trabajar la socialización conjunta». Aun así, ha pedido no dejar solos a los ayuntamientos, pues «carecen de los recursos suficientes para afrontar un problema de estas dimensiones».
En ese momento, ha intervenido el consejero de Cohesión Territorial, que ha manifestado que veía «poca autocrítica» en la población ribera. «La primera solución la tenemos que poner desde aquí», ha destacado, antes de avisar de que «los problemas vienen más rápido que las soluciones». Chivite ha remarcado que el Gobierno de Navarra está «comprometido e implicado con esta problemática» y que la coexistencia de la población extranjera «no es un problema, sino una oportunidad».
En la segunda de las mesas redondas, han intervenido Jordi Sevilla y Sergio Andrés Cabello. Este último ha recordado que «no somos un país fácil para la cohesión territorial, porque tenemos grandes déficits en comunicaciones e infraestructuras, y, por otro lado, hemos sido muy cortoplacistas». También el autor del libro La España en la que nunca pasa nada ha pronunciado palabras sobre el arraigo. «Es muy importante que en estos territorios se puedan realizar proyectos de vida, porque se están empobreciendo. Y en ellos se vive muy bien. Por tanto, el arraigo es muy importante», ha sentenciado.
Bajo su punto de vista, las ciudades medias y pequeñas de España han ido cambiando en los últimos años siguiendo el camino experimentado por las clases medias. Ha negado, por otro lado, que la solución sea la apuesta desmesurada que muchos de estos lugares han hecho con el turismo. «En lugar de eso, habría que recobrar la fuerza del sector secundario, que es el que genera empleo de mayor calidad», ha opinado.
PLAN DE PAÍS
También Sergio Andrés Cabello se ha referido al proyecto común como sociedad, al plantear que «necesitamos un plan de país, que pasa por hacernos más preguntas sobre hacia dónde queremos ir». En ese instante, le ha cogido el relevo el exministro Jordi Sevilla, que, ejerciendo de manera premeditada el papel de abogado del diablo, ha pedido a los habitantes de la Ribera que, en lugar de buscar respuestas, piensen en cuál es la pregunta. «Si no diagnosticamos bien el problema, para qué pensar en soluciones. Y, además, hemos de ser conscientes de que hay problemas que no tienen solución», ha avanzado.
Durante su discurso, el autor de La España herida ha criticado la tentación, en la que caemos muchas veces, de mirarnos al ombligo. «Hay cosas que se pueden hacer y que se deben hacer, pero no son solo de la Ribera o de Navarra, y tampoco están solo relacionadas con la despoblación o con las ciudades medias y pequeñas», ha asegurado.
En ese contexto, ha hablado de la disyuntiva que surge con los extranjeros, «a quienes necesitamos y a quienes, a la vez, odiamos, porque no son como nosotros». En este sentido, ha formulado dos vías: «O experimentamos y tratamos de encontrar una fórmula milagrosa que luego todo el mundo pueda replicar, o no nos lo tomemos tan en serio, porque mi vecino también tiene el mismo problema».
«A lo mejor no hay que pedirle al médico que viene aquí a trabajar que también se quede a vivir, sino solo que venga a trabajar», ha reclamado, justo antes de establecer que, «para que pueda tomar esa decisión con la mayor libertad posible, han de quedar resueltos temas como las infraestructuras, la sanidad o la educación, porque todos esos aspectos incrementan las opciones de libertad».
Sevilla ha sostenido en la jornada -que ha contado con unas 70 personas y más de un centenar de inscritos para seguirla por internet- que es importante «invertir esfuerzo en atraer y retener el talento, aunque, en ese objetivo, vamos a sufrir una competencia muy desleal con las grandes ciudades». Igualmente, ha marcado como punto relevante «centrarse en aquello que hace que la gente venga aquí y se quede». «Hagamos de eso una de las características del arraigo», ha pedido, antes de finalizar con otra solicitud: «Intentemos igualar las condiciones materiales de vida lo máximo posible». Quizá ahí esté la clave del proyecto común como sociedad.