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Parar las guerras, los agricultores en cólera o cómo pagar varias veces por lo mismo, por Blas VJ Simón

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Como se ha repetido hasta la saciedad las presentes reivindicaciones de los agricultores, son una mezcla de problemas viejos y nuevos, con unos mantras que a fuerza de repetirlos, todo el mundo los asume ya como verdaderos. De paso y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, intentar derogar normas, que aún no se han implementado o que llevan muy poco tiempo para ser las culpables de todos los males y aprobar otras que en circunstancias menos trágicas, no colarían.

PARAR LAS GUERRAS DEBIERA SER LA PRIMERA REIVINDICACION

El detonante de la actual crisis que cristalizó en 2022, es fruto de la inestabilidad Geopolítica que desemboca en la Guerra de Ucrania, la desestabilización y riesgo de guerra en Asia (China, Taiwan, Japón y las Coreas) todo ello agravado con la actual guerra en Gaza y la inestabilidad subsiguiente en toda la región.

En el marco de una economía mundial globalizada, donde todos dependemos de todos (aunque no en igual medida) son situaciones que perjudican a la mayoría, habría que analizar cómo hemos llegado hasta aquí y a quién beneficia.

La Unión Europea (UE) rápidamente tomó la posición de sancionar a Rusia y a los países que la apoyan, con lo que de facto aumentó los precios de la energía y un grupo de materias primas hidrocarburo-dependiente, indispensables en nuestro modelo agrícola actual.

Abonos, semillas y combustibles multiplicaron sus precios y aumentó además la sensación de escasez de alimentos, con la alarma de la población y la inflación. Para ayudar a Ucrania, se permitió la libre entrada de sus productos en el mercado de la UE, lo que cabreó a nuestros agricultores, aunque benefició a algunos sectores ganaderos, sobre todo porcino, que ya importaban cereales y oleaginosas, aunque en peores condiciones económicas. Aplicando lo mismo a la carne de aves y huevos, se crean nuevos problemas a sus productores, por la libre entrada de importaciones.

Esta situación ha terminado en una nueva concentración de esas producciones en menos manos.

El Sistema Agroindustrial europeo, sigue siendo muy dependiente de la Energía y sus derivados y no ha habido prácticamente ninguna transición verde.

LA UNION EUROPEA, UN TIRO EN EL PIE DE LIBRO, PAGAR Y REPAGAR

Cómo se puede alterar el mercado en unos pocos días, cuando la situación necesitaba tranquilidad y concertación entre las partes ante los cambios que deberán producirse en el sector Agroalimentario.

Cambiando energía barata, por otra más cara, dejando de comprar abonos y semillas a los países que eran capaces de producirlas más baratas, se perjudica directamente a los productores europeos que dependen de ellos. Se han beneficiado de ésta política, las grandes Transnacionales distribuidoras de materias primas a nivel mundial, que actúan de intermediarios y han comprado tierras en Ucrania.

No hay ninguna duda, de que los costos de producción de la mayor parte de los sectores agrícolas se han disparado, por unas causas que no tienen nada que ver con ellos y por lo tanto es de ley ayudarles económicamente, a través de los Presupuestos de los Estados y de la UE que pagamos entre todos.

Pero gracias a la inflación, todos los ciudadanos estamos pagando más esos mismos productos.

LOS INTERESES OCULTOS

Todos esos focos de inestabilidad, que actúan contra el bienestar de la población, no son más que un episodio más de la GUERRA INTERMINABLE entre los dos bloques ganadores de la IIª Guerra Mundial, anglosajones y sus aliados, frente al liderado por China y Rusia.
En el pasado la excusa era la libertad, ahora y sin tapujos, por el poder económico en el Mundo, no hay que olvidar que son dos bloques capitalistas. Sólo hay que hacer memoria de la lista de guerras, que no han parado de producirse en Asia, Medio Oriente, Europa y la interminable secuencia de golpes de estado y guerras civiles en América Latina y África.
Se compite por las materias primas estratégicas, la venta de medios para la destrucción y los beneficios de la reconstrucción.

Además de la muerte y la destrucción, los conflictos actuales y las noticias que se infiltran continuamente, sobre el riesgo nuclear, la maldad intrínseca de algunos países y la censura de noticias, nos hacen más dóciles para aceptar determinadas políticas que en otras circunstancias serían inaceptables, se recomienda leer el libro de Naomi Klein “La doctrina del Shock” o ver el documental https://www.youtube.com/watch?v=yIhZjEsgsNQ.

De esta forma se explicaría la diferente posición de la ciudadanía europea, frente a la guerra de Gaza y de Ucrania, la moratoria en determinadas normas legales (fitosanitarios y manejo de animales) y la aceleración de otras (Nuevas técnicas Genómicas y Carnes de Cultivo)

LOS INTERCAMBIOS COMERCIALES, CONTROLAR, PARAR Y DIALOGAR

El mundo Global necesita homogeneidad en las condiciones para comerciar, cualquier norma que lo restrinja del orden que sea (sanitario, medioambiental, etc.) se tenderá a eliminar. El desarme de las normas europeas sobre esos temas, sólo favorecerá más entradas de producto del exterior.

El riesgo de los acuerdos comerciales, es que siempre van a perjudicar a una de las partes, que será menos competitivo por costos, normas, condiciones climáticas u otras.
La PAC pasó de garantizar precios, a compensar a los agricultores por la aplicación a las producciones de los precios del mercado mundial, consecuencia de la globalización.
La entrada de productos frescos de fuera de temporada, es favorecida sobre todo por las condiciones climáticas de cada estación. Así exportamos fresas, tomates, pimientos y otros productos “veraniegos” al Norte de Europa en invierno y primavera, haciendo los productos el viaje inverso en verano, cuando en los invernaderos del Sur de España, hace una temperatura que los hace inviables para la producción.

Estaría la población de acuerdo en sólo consumir productos de temporada, para evitar ésta situación, que dirían los sectores exportadores.

Son empresas del primer mundo las que van a producir a los países del Sur, buscando ventajas económicas, ya que sus consumidores pueden pagar por esos productos y no al revés. Hay infinidad de casos de deslocalización; españoles con espárragos, aceite y hortalizas, holandeses con flores, hortalizas y cerdos, daneses con cerdos, franceses con hortalizas y foie gras, alemanes con fabricación de coches….

Los importadores distribuyen el producto teóricamente fuera de las normas de seguridad alimentaria europeas y que pueden perjudicar nuestra salud, a las empresas minoristas y las cadenas de supermercados.

Es cierto que ha habido en momentos de crisis, intentos de importación de productos, con más permisividad en la seguridad alimentaria, como el caso del arroz, aunque la UE ya importaba grano ucraniano antes de la crisis actual.

La acusación de incumplimiento es muy grave, pues supondría una dejación de la inspección sanitaria en fronteras y que debiera terminar en sanciones y el boicot comercial a los culpables. Debieran conocerse los casos, si los hay.

CONCLUSIONES

La ciencia va adquiriendo el conocimiento poco a poco. Durante muchos años, nadie había oído hablar de la gravedad de las Resistencias a los Antibióticos o de los problemas de algunos insecticidas, que utilizábamos con toda tranquilidad.

La prohibición o la regulación del uso, supuso de salida casi siempre las mismas reacciones, no aceptación, anunciando que no se podría producir sin ellos, que vendría el hambre, se concedían moratorias de uso y finalmente adaptación.

La producción actual se hace ya sin muchos productos que fueron la panacea y se descubrieron altamente dañinos o con programas de reducción en el uso de otros.

Es de justicia un control estricto del reparto de márgenes dentro del Sistema Agroalimentario, con intervención pública, que pasa por la aplicación estricta de una Ley de la Cadena Alimentaria y de los márgenes de la distribución que es la dominante. Es la única forma de el Sistema cumpla su función frente a los consumidores y sus proveedores (agricultores e industrias agrarias).

Por suerte o por desgracia, la única forma de garantizar que se hacen las cosas bien, es registrando los procedimientos de trabajo e inspeccionando. Es la garantía de que el siguiente eslabón de la cadena, recibe un producto en condiciones y no se debe banalizar.
Sería interesante echar una mirada a los Objetivos de desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, Agenda 2030 – Naciones Unidas para Europa Occidental – España (unric.org)

Blas VJ Simón