Alejandro Monteverde abordó el aborto y la adopción en Bella, ahora se adentra en el drama de la explotación sexual infantil, con una historia que ha sido ignorada por algunas plataformas supuestamente por su carácter ideológico, aunque el trasfondo sea que determinados estudios no acababan de creer en recuperar la inversión en este tipo de films. Gracias a una publicidad no buscada, el público ha respondido al efecto llamada, convirtiéndose en el film independiente más visto del año. El film lo protagoniza: Jim Caviezel, Bill Camp, Cristal Aparicio, Yessica Borroto.
La historia presenta al agente de seguridad nacional Tim Ballard (Jim Caviezel), dedicado a investigar los múltiples secuestros de niños y niñas que posteriormente acaban siendo víctimas de explotación sexual. Tim aunque consigue detener a pedófilos, a quien no llega a salvar es a las víctimas. Por este motivo, animado por su esposa Katharine Ballard (Mira Sorvino), deja la agencia, y decide ir en busca de estas redes de explotación sexual de niños.
Viajará hasta Colombia para liberar a Rocío, hermana de un niño recientemente liberado. Allí la única ayuda que va a recibir Tim es la de un funcionario colombiano, Jorge (Javier Godino), el cual le informa que una de estas mafias de tráfico de menores la lidera Giselle (Yessica Borroto), una mujer que bajo el pretexto de prometer a las familias un futuro brillante para sus hijos, los utiliza para explotarlos sexualmente. Tim logrará infiltrarse en una red de traficantes de niños, pero salvar a la chica será más complicado de lo que imaginaba, ya que ni la policía se atreve a entrar en estos terrenos…
El director de Little Boy acerca y cuestiona al espectador, sobre la tragedia sufrida por miles de niños y niñas que caen en redes internacionales de explotación sexual en una primera parte con ritmo y pulso. Sin embargo, al intentar mezclar el thriller y el drama a partes iguales, el resultado chirria, y no acaba de profundizar en ninguno. Por lo que respecta al thriller, sobran aclaraciones, diálogos intrascendentes; y respecto al lado dramático, a los personajes les falta intensidad, desarrollo. Además, la narración al atravesar diferentes países, presentar múltiples personajes, y tantas tramas emocionales, acaba ahogándose en sí misma.
Jim Caviezel es el protagonista absoluto pero no logramos empatizar con él, debido a una interpretación demasiado monolítica. Son los protagonistas infantiles, los que resultan más convincentes por su naturalidad.
Un film que a pesar de su irregularidad y limitaciones a nivel cinematográfico, denuncia de un modo directo, el infierno que viven los menores atrapados en las redes de explotación sexual infantil.