Para mí este titular es real y seguro que no soy el único que lo piensa. Décadas en las que las petroleras han gastado ingentes cantidades de dinero para crear estados de opinión contrarios a los estudios científicos que alertaban que su negocio afectaba al clima mundial, mientras sus propios estudios se escondían en los cajones de algún despacho. Pero no deja de ser una opinión personal, mi opinión. Lo mismo ocurre con quien piensa que la tierra es plana, o que nos fumigan con chemtrails (con lo preocupados que están por lo que respiramos y qué poco les importa la contaminación dañina de los tubos de escape de los coches, que los tenemos a pocos metros de nuestros pulmones), con los antivacunas o negacionistas del cambio climático. Cada persona puede pensar en lo que quiera y nos ampara la libertad de expresión para promulgar nuestras ideas a los cuatro vientos, pero no deja de ser eso, una opinión, incluida la mía, por supuesto. ¿Entonces? ¿Cómo podemos reconocer los problemas reales y no caer en las teorías de la conspiración? Una humilde sugerencia, hagamos caso a la ciencia y a continuación explico por qué lo creo así.
Como sociedad nos enfrentamos a retos cruciales. La emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y una grave crisis energética, provocando un impacto social, que irá en aumento con nuestra inacción. Los cambios climáticos se han sucedido a lo largo de la historia, pero son fenómenos que tardan en completarse miles y miles de años. Desde hace décadas la ciencia estudia los efectos de nuestras emisiones por la quema de combustibles fósiles en los cambios rápidos que está experimentando el clima de nuestro planeta y existe un máximo consenso científico mundial en que esta aceleración tiene un origen antropogénico. Así lo afirman el 99,9% de los científicos después de estudiar más de 88.000 informes relacionados. Pero, ¿qué significa que exista consenso científico? Ni siquiera lo que opinen los científicos tiene importancia. Más allá de su opinión, lo importante es que sus teorías se puedan probar y, para que eso ocurra con la más alta fiabilidad, esas pruebas deben haberse realizado con lo que se llama método científico. ¿Y qué es el método científico? Es una herramienta de investigación que permite generar conocimiento objetivo al resolver la veracidad o falsedad de un postulado por medio de la aplicación de una serie de etapas o pasos. Es decir, el proceso se ha trabajado correctamente, incluida la recogida de datos, pruebas y su posterior conclusión. Siendo todo este proceso, además, independiente a las creencias del investigador. Pero queda lo más importante, que estos estudios no puedan ser refutados por tener fallos en su metodología, por datos incorrectos o por su tergiversación para una conclusión interesada. Así pues, podemos decir que el consenso científico sobre el cambio climático de origen antropogénico es máximo a día de hoy, por ello, desde nuestra asociación seguiremos siendo su altavoz, pese a quien le pese. Vemos con preocupación cómo personas, partidos políticos y otras entidades que difunden sus opiniones negacionistas y conspiranoicas, han pasado de la violencia verbal en internet, ya de por sí grave, a la vida real. ¿Qué será lo siguiente? ¿Pasarán de los bulos e insultos a la violencia física? ¿Volveremos a las épocas pasadas, en las que quienes se atrevían a hablar de ciencia eran perseguidos? Tenemos que seguir avanzando en conseguir una sociedad realmente democrática y que, gracias a los avances científicos, podamos entender y resolver los enormes problemas a los que nos enfrentamos. Y, por supuesto, que garantice que podamos seguir teniendo opiniones, sean las que sean, y que se puedan expresar en libertad, respeto y sin violencia.