-A Julio (in memoriam), a Rosa, a Ilenka, a Asthar y a Anabel-
Afirman los poetas que el dolor por la ausencia de aquello que se ama requiere el analgésico vital de la memoria. Nos llega la noticia de que la Librería Julio Mazo se cierra el 30 de noviembre. Cuarenta y cinco años ha estado con nosotros ofreciendo el mejor objeto fabricado, desde que el homo sapiens inició el balbuceo de las primeras voces y plasmó las palabras en tablillas de barro, en piedras y en papiros, hasta poner el broche mágico de la imprenta. Ese objeto es el libro. Su bella arquitectura de un lomo y unas guardas sujetando las alas que componen sus páginas es solamente el cuerpo, con rostro en la cubierta, que encierra dentro un alma, donde caben los sueños, los viajes, los amores, la aventura, la ciencia, la música, las artes y todo cuanto bulle en la imaginación. Si todo eso es un libro ¿qué decir de las casas donde habitan unidos, posando en anaqueles, en un estrecho abrazo? Desde las Librerías nos miran, deseando que unas manos los tomen y unos ojos los lean y un corazón palpite al ritmo que provoca el argumento único que alguien escribiera y otro alguien leerá metiéndose en su adentro hasta hacerlo a su imagen -tal igual y distinto-.
Cuarenta y cinco años de sentidos recuerdos con el omnipresente Julio montando al trote de su rocín vespino-clavileño, cargado de libros o en la radio predicando lecturas y, siempre al lado, Rosa, tomando su testigo, e Ilenka y Anabel gozando del oficio con lectores y autores, porque saben que ofrecen la mejor relación entre valor y precio.
Cierra una Librería -se cierra un Paraíso, como diría Borges- pero en nuestra memoria quedarán indelebles los recuerdos vividos desde que el libro aquel llegara a nuestras manos y pasara a formar parte de nuestra vida con esa fértil mezcla que la realidad mezclada con ficciones produce en nuestras mentes.
Gracias, porque los libros -vuestros y luego nuestros- que adquirimos guiados por múltiples consejos nos legaron sus voces, sus palabras exactas, marcándonos la senda de la Sabiduría, plena de Libertad, vasto Conocimiento, oasis de Diversión y asombros de Belleza.
Gracias. La Vida sigue y va cerrando círculos. Y, aunque la ausencia duela, y una escondida lágrima sea el leve tributo que cobra la nostalgia, llenará su vacío el recuerdo perenne de todo lo vivido tatuado en la memoria.